¿Cómo afecta el azúcar a tu cerebro?

Y es que, aunque el azúcar no debería ser considerado como una preocupación si es consumido en pequeñas cantidades, la verdad es que la gran mayoría de la población ha llegado a temer por su salud debido a que abusa de éste producto sin restricción alguna.

De acuerdo con la Organización Mundial de Salud (OMS), el consumo recomendado de calorías provenientes del azúcar por día es del 5%. No obstante, la realidad es que la ingesta diaria en la dieta típica estadounidense rebasa esta cifra, pues es mayor al 13%.

Es muy sencillo quedar enganchado en el mundo del azúcar. Debido a esto, es importante estar consciente de todos los daños y alcances que puede generar. Por ejemplo, ¿sabías que puede desatar en ti un círculo vicioso de intensa ansiedad?

Cuando una persona consume azúcar, al igual que cualquier alimento, se activan receptores del gusto en la lengua. Posteriormente se mandan señales al cerebro que hace que active un sistema de recompensa, que a su vez produce una oleada de hormonas de bienestar, como la dopamina.

Pese a que este trabajo suele darse de manera natural, el problema viene cuando este sistema se activa en demasía y con gran frecuencia, “ya que puede acarrear eventos desafortunados, como pérdida de control, deseo y el aumento a la tolerancia al azúcar”, advierte el neurocientífico Nicole Avena.

En tanto, cuando se consume azúcar sin temor alguno, las habilidades de la memoria y el aprendizaje también se ven afectadas. Muestra de ello se pudo constatar en un experimento hecho por investigadotes de la UCLA, en 2012, al analizar un grupo de ratones luego que se les dio una dieta alta en fructuosa.

Los investigadores encontraron que los roedores que más consumieron fructuosa presentaron daños en la actividad sináptica del cerebro, lo que más tarde derivó en fallas en la comunicación entre las células cerebrales. En resumen, se ralentizó su cerebro debido a que se desarrolló resistencia a la insulina.

Esta hormona controla los niveles de azúcar en la sangre, regula el trabajo de las células cerebrales y fortalece las conexiones sinápticas entre ellas, ayudándoles a comunicarse mejor y por lo tanto formar recuerdos más fuertes. Esto explica porque la cognición puede verse afectada cuando bajan los niveles de insulina en el cerebro.

Por otro lado, los picos repentinos y caídas en los niveles de azúcar en la sangre pueden hacer que experimentes irritabilidad, cambios en el humor, confusión mental y fatiga. Esto se debe a que cuando comes una dona o un refresco los niveles de azúcar tienden a elevarse en la sangre para después caer en picada.

Asimismo, se ha encontrado que el consumo del azúcar, estimula la liberación de serotonina, un neurotransmisor que se encarga de potenciar el humor. No obstante, sobreactivar esta vía puede agotar los suministros limitados de dicho neurotransmisor, y como consecuencia, contribuir a los síntomas de la depresión.

Y aunque no lo creas, también se han vinculado los crónicos niveles de azúcar excesiva en la sangre con la inflamación cerebral. Y como otras investigaciones han sugerido, la neuroinflamación es una posible causa de la depresión.

Y quienes son más vulnerables a los efectos del azúcar en el estado de ánimo son los adolescentes. Una investigación hecha por miembros de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory concluyó que el estilo alimenticio que llevan muchos de ellos pueden orillarlos a desarrollar más rápido depresión.

En el trabajo se destacó que la dieta americana estándar que desafortunadamente incluyen en su menú la mayoría de la población americana contiene alimentos procesados con altas cantidades de grasas saturadas, azúcares y sal, que afecta directamente el estado de ánimo.

Por otra parte, los alimentos dulces y azucarados también podrían convertirte a la larga en una persona con deterioro cognitivo y demencia relacionada con la edad. Un estudio de 2013 encontró que la resistencia a la insulina y los niveles de glucosa en la sangre están vinculadas con un alto riesgo de desarrollar Alzheimer.

Según el médico endocrinólogo Medha Munshi, esta investigación “ofrece más evidencia de que el cerebro es un órgano objetivo en el que se manifiestan los daños causados por los niveles altos de azúcar en la sangre”. Esto también concuerda con otras investigaciones que vinculan la diabetes tipo 3 con problemas cerebrales igual de serios.

Por ahora, las advertencias sobre el consumo de azúcar dentro de la población estadounidense no están teniendo sus alcances deseados, lo que supone que el futuro inmediato en dicho tema es en gran parte predecible.

Y los científicos son quienes están más que preocupados por la situación. Uno de ellos, el profesor asociado de medicina en el Hospital de la Universidad de Georgetown, Natasa Janicic-Kahric, advierte que “muchos estadounidenses consumen alrededor de cinco veces la cantidad de azúcar que deben consumir”. Una cifra alarmante.