Amaranto: por qué es bueno sumarlo a la dieta

El amaranto es mucho más que el grano reventado con el que se elaboran las alegrías, un dulce típico mexicano. En las culturas prehispánicas formaba parte de la dieta cotidiana de los antiguos americanos, debido a su rico contenido de proteínas de calidad y fáciles de digerir, y a su gran aporte de energía. Conoce aquí todas sus propiedades.
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El amaranthus o amaranto es un género de plantas pertenecientes a la familia Amaranthaceae. Se registran 565 especies, aunque los especialistas solo aceptan 113 de ellas. El amaranto se caracteriza por su tallo grueso, hojas tipo oblongo y flores rojizas (aunque el color puede depender según la variedad de planta).
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La palabra "amaranto" proviene del griego y significa "planta que no se marchita". En las épocas precolombinas, el grano de amaranto era concebido como uno de los alimentos básicos del Nuevo Mundo, casi tan importante como el maíz y el frijol. La producción de este grano tuvo su máximo apogeo durante los períodos Maya y Azteca en Centroamérica.
El amaranto contiene entre 14 a 17% de proteína y entre 5 y 9% de grasa, valores superiores a los reportados por otros cereales. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre un valor proteico ideal de 100, el amaranto posee 75, mientras el trigo 60 y el maíz 44.
Semillas que no deben faltar en tu dieta
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El amaranto contiene todos los aminoácidos esenciales, aquellos que el organismo no puede producir, que ayudan a la asimilación de nutrientes por parte del cuerpo. Estos son la leucina, isoleucina, valina, metionina, lisina, fenilalanina, triptófano, treonina, histidina y arginina. Cuando un alimento contiene proteínas con todos los aminoácidos esenciales, se dice que es de alta calidad.
El amaranto fue seleccionado por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) para alimentar a los astronautas por su alto valor nutritivo, aprovechamiento integral, rápido ciclo de cultivo y capacidad de crecer en condiciones adversas. En el año de 1985, fue cultivado en el espacio durante el vuelo orbital de la nave Atlantis.
El amaranto tiene una de las semillas más virtuosas del reino vegetal por su alto grado de proteínas. También es uno de los alimentos de mayor contenido nutracéutico (valor nutrimental y farmacéutico), y, por si fuera poco, es muy resistente a diversos factores estresantes, como sequía y patógenos. Consumiéndolo puedes disfrutar de los siguientes beneficios:
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Anticancerígeno

La naturaleza ofrece una gran variedad de alimentos que ayudan a prevenir el cáncer, y el amaranto forma parte de ese arsenal para inhibir el crecimiento tumoral. Si bien se desconoce cómo puede ser de ayuda, la evidencia científica señala como responsable a una de sus proteínas denominada lunasin, que evita el desarrollo de las células cancerosas y estimula sus muertes.

Disminuye la presión arterial

Si tienes problemas de presión arterial alta, el amaranto puede ser una opción natural para regularla. Esto se debe a que contiene una proteína llamada amarantina, capaz de contrarrestar los procesos que elevan la presión arterial sanguínea. Incluso algunos investigadores señalan que el efecto es similar al de los medicamentos contra la hipertensión, pero sin los efectos secundarios.
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Amigo de los huesos

El consumo regular de amaranto también tiene beneficios para la salud ósea, ya que contiene calcio y magnesio, minerales que ayudan a desarrollar músculos y huesos fuertes. Para las mujeres se recomienda durante el climaterio (fase de transición entre la fase reproductiva y la menopausia) y la menopausia, para reducir la pérdida de masa ósea y prevenir el riesgo de sufrir osteoporosis.

Controla el colesterol

El amaranto es una opción para controlar los niveles colesterol, gracias a que es rico en fibra soluble e insoluble. Estas contienen unas sustancias llamadas fitoesteroles que impiden que el intestino absorba el colesterol. También estimulan la producción del colesterol "bueno", que se encarga de transportar a su contraparte "mala" al hígado, para ser eliminada.

Para perder peso

Incluir amaranto en tu dieta no sólo es recomendable por ser una fuente de proteínas de alto valor nutricional. Debido a su bajo aporte calórico y alto contenido de fibra también ayuda a saciar el hambre y favorece la pérdida de peso. Puedes consumirlo como cereal reventado, que se usa para elaborar granolas, tamales, mazapán, harina para tortillas, dulces o galletas.

Contra la diabetes

La Dipeptidil peptidasa 4 (DPP-4) es una enzima que inhibe las incretinas, hormonas que se producen en el intestino en respuesta a la ingesta de alimentos y que regulan la secreción de insulina y la disminución de los niveles de glucosa en sangre. Diferentes investigaciones señalan que el amaranto cumple un rol antidiabético, ya que restringe la actividad de DPP-4.

Antidepresivo

El amaranto tiene un aminoácido llamado triptófano que, al llegar al cerebro, se convierte en serotonina, un neurotransmisor que produce una sensación de felicidad. Muchos especialistas afirman que la serotonina es el combustible que "enciende el gusto por la vida" y ayuda a elevar nuestro ánimo, por ello, suele señalarse que el amaranto puede funcionar como un potente antidepresivo natural.
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No posee gluten

A diferencia de otros cereales como el trigo, cebada, centeno o avena, el amaranto no posee gluten, por lo que es un alimento recomendable para celíacos, es decir, aquellas personas que tienen intolerancia al gluten. Además de usarse para elaborar productos libres de estas proteínas, el amaranto retrasa la aparición de hongos y aumenta la riqueza nutricional.

Ideal contra la desnutrición

El amaranto es un alimento muy recomendado para etapas de gran requerimiento de nutrientes: durante el crecimiento, embarazo, lactancia y personas con gran exigencia física. Por ello, muchos profesionales buscan que este cereal se conozca y se utilice para mejorar la nutrición, especialmente la salud de las comunidades rurales.

Fuentes consultadas

Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Clínica Mayo, Departamento de Agricultura de EE. UU., Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Organización Mundial de la Salud.