Alquiler de vientres: ¿altruismo o negocio?

A través de la historia de varios famosos como Elton John, Sarah Jessica Parker y Ricky Martin los estadounidenses están cada vez más familiarizados con la idea de alquilar un vientre para plasmar la posibilidad de ser padres. Sin embargo, en la mayoría de los países del mundo el contratar a una mujer para que lleve a término un embarazo ajeno está prohibido.

El embarazo subrogado se realiza en Estados Unidos hace más de 30 años, poco tiempo después de que nació el primer bebé producto de la fertilización in vitro en Inglaterra. En ese entonces, siempre era la madre genética la que llevaba a término el embarazo con el esperma de su pareja. Con los avances de la ciencia y la formación de familias no convencionales, este modelo se extendió a otros formatos.

El American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) tiene una serie de información sobre qué estados tienen legalmente codificado el tema del embarazo subrogado y cuáles son los procesos legales necesarios y problemas que pudieran surgir en relación a reclamos o trámites de adopción.

El embarazo subrogado ayuda a parejas con problemas de fertilidad, a parejas homosexuales e incluso hombres solteros, según datos de la agencia The Surrogate Source. Para realizar este procedimiento, se utiliza un óvulo de un donante o de uno de los padres y se lo fertiliza artificialmente con esperma anónimo o de uno de los padres. Luego, el óvulo fecundado se implanta en el vientre alquilado.

La legislación aún está en proceso con respecto a este tema, y el ACOG advierte que tanto la madre subrogada como los padres genéticos tendrían igual derecho de quedarse con el niño, por lo que los juicios de custodia en estos casos son muy complicados, con lo cual se recomienda hablar con especialistas y estudiar muy bien el tema legal antes de comenzar el proceso.

Según informa la National Infertility Association (RESOLVE), el embarazo subrogado es un tratamiento de fertilidad en el que una mujer (madre subrogada) gesta y da a luz al bebé de otra persona o pareja. En general, es un tratamiento poco utilizado, al que se recurre sólo cuando otras opciones han fallado o no son viables.

Es más, en muchos países, hasta puede ser complicado entrar a un bebé nacido en estas condiciones, como es el caso de Portugal. La globalización ha permitido también que muchos padres de Estados Unidos han cruzado el océano para adoptar niños de Rusia, Corea del Sur, China, Rusia y Guatemala.

Otros países que permite el alquiler de vientre a cambio de una suma de dinero en forma legal son Tailandia, Ucrania e India. En México, la Asamblea Legislativa aprobó en el 2010 la Ley de Gestación Subrogada, sin embargo, la normativa no está vigente ya que no ha sido publicada. Esto es lo que hace que parejas homosexuales de todo el mundo, de clase alta, consideren la opción de hacerlo en Estados Unidos.

El hecho de que en muchos países no exista legislación al respecto tiene que ver con que uno de los temas más complicados es legislar los derechos de las madres. Ya que son tres las personas en juego en ese lugar, la que dona el óvulo, la que lleva el embarazo a término y la que en definitiva lo va a criar.

El punto más conflictivo parece ser el dinero. La mayoría de los países permite el embarazo subrogado pero en forma altruista, es decir, sin intervención del factor dinero, ya que se argumenta que pagar por el alquiler de vientres es una forma de comercializar un bebé y de exploración de mujeres de bajos recursos.

Mientras algunos estados como Nueva York prohíben el alquiler, estados como California lo ven como un negocio legítimo. Países como Canadá o Gran Bretaña sólo lo permiten a cambio del pago de gastos. Muchas de estas parejas se conocen y acuerdan a través del Internet y hacen sus arreglos por su cuenta sin intervención de ningún abogado.

Uno de los problemas que arrastra este tipo de arreglos entre parte, informales, es que da a lugar a la posibilidad de estafas por parte de personas inescrupulosas e incompetentes, que pueden jugar con la ilusión de estas personas, obtener el dinero y luego desaparecer.

Las restricciones y limitaciones existentes en muchos países hace que muchas parejas optan por contratar estos servicios en Estados Unidos, ya que además de estar perfectamente regulado, muchos estados cuentan con clínicas de fertilidad, abogados con experiencia y un gran banco de donantes tanto de óvulos como de espermatozoides.

No es algo barato. Para una pareja extranjera, el alquilar un vientre puede salir unos 150 mil dólares y los precios varían por estado. En general se paga unos 20 o 30 mil a la mujer que lleva a término el embarazo, hasta 10 mil a por la donación de órganos y unos 10 mil a los abogados.

¿Qué sucede si el parto no puede ser realizado en forma natural? ¿Qué pasa si se trata de embarazos múltiples? ¿Qué pasa si hay complicaciones y problemas de salud durante? ¿Qué sucede con el sexo en el embarazo? ¿Qué sucede si la embarazada debe hacer reposo? ¿Si el bebé tiene problemas y la embarazada no quiere abortar? Aún queda un largo camino por recorrer.