El cuidado de tus mejillas
Para cuidar la piel de las mejillas hay que tener en cuenta lo siguiente:
- Lavar el rostro a la mañana y a la noche con agua tibia y un jabón neutro, y secar suavemente con una toalla procurando no rayar la delicada piel de las mejillas.
- Aplicar crema humectante o serum.
- Tomar mucha agua para que la piel se vea hidratada.
- Retirar diariamente el maquillaje con una solución de limpieza suave.
- Tratar de dejar descansar y respirar la piel al menos un día a la semana sin aplicar maquillaje.
- Cada quince días se debe exfoliar la piel muerta del rostro con una crema específica, o con un abrasivo casero preparado con una cucharadita de sal o azúcar mezclada con una cucharada de yogurt. Se aplica con movimientos circulares para eliminar las impurezas y puntos muertos, y luego se enjuaga con agua tibia.
- Las mejillas son una zona bastante propensa a producir milium, que son unos pequeños quistes de grasa de color blanco. Aparecen por cambios hormonales o por la excesiva producción de sebo y los debe retirar una cosmiatra, que procede a pinchar el quiste con una aguja fina y a retirar la bolita de sebo y luego desinfectar.
El maquillaje
Una vez que el rostro está limpio y humectado se puede proceder al maquillaje habitual, donde el último paso es aplicar el labial y el rubor en las mejillas.
Puntos clave
- Hay varias presentaciones de rubor para mejillas: en polvo compacto, en crema, en gel, en líquido en barra o 'mousse'
- Deja descansar tu piel al menos un día y no uses maquillaje.
- Gracias a las técnicas del maquillaje puedes disimular defectos y resaltar atributos de tu rostro.
El rubor realza los pómulos y neutraliza la palidez del rostro, y es muy importante elegir una coloración adecuada para lograr un look natural.
El tono debe ir de acuerdo con el tipo de piel: la gama del rosa pálido o coral va muy bien para las mujeres de tez más clara, los colores cálidos o tierra para las de tez mediana y los oscuros llegando hasta el ciruela para las más morenas.
Para buscar el rubor adecuado se pueden dar pequeños pellizcos en las mejillas; éstas se pondrán naturalmente rosadas por el mayor flujo de sangre y nos dará una idea del tono que debemos elegir para usar como rubor.
Los excesos de producto pueden llegar a dar un aspecto pastoso y pesado y los que tienen mucho brillo o son demasiado oscuros terminan creando un efecto muy artificial.
Tipos de rubor
Hay varias presentaciones de rubor para las mejillas: en forma de polvo compacto, en crema, líquido, en barra, en gel y como mousse.
El rubor en polvo compacto es ideal para pieles grasas y se debe aplicar con una brocha grande y de buena calidad, preferentemente de pelo de marta, que es muy suave pero resistente.
Se debe evitar utilizar la pequeña pinceleta que suelen traer los cosméticos, ya que arruinan el resultado final del maquillaje.
Una vez cargada la pinceleta, se debe sacudir en el aire antes de aplicar para eliminar el exceso de producto. Con tres o cuatro pasadas ya se obtiene un resultado perfecto.
El rubor líquido, en crema o en barra es muy práctico, especialmente para mujeres con piel seca o para los meses de invierno. Se debe utilizar muy poca cantidad ya que al tener una base oleosa, sus pigmentos son más intensos y duraderos.
Su aplicación
Para aplicarlo se toma una pequeña porción en los dedos o con una esponjita y se desparrama en la piel desde el centro del pómulo hacia arriba y afuera hasta llegar a la línea de crecimiento del cabello. Es muy importante esparcir muy bien hasta desdibujar los bordes.
El rubor en gel o mousse es ideal para mujeres con el cutis graso ya que no suelen tener contenido oleoso, pero se debe utilizar poca cantidad ya que sus pigmentos son muy persistentes e intensos. Este tipo de rubor se suele colocar antes de la base de maquillaje, y se refuerza con un segundo toque final en la zona del pómulo.
Cómo maquillar las mejillas
El rubor se comienza a aplicar desde el centro de la mejilla, y se continúa hacia arriba y hacia fuera casi hasta tocar la línea de nacimiento del pelo. No hay que llegar con el producto más abajo de la base de la nariz ni más arriba de la línea externa del ojo.
Una vez logrado un efecto sonrosado natural, se puede terminar con un toque de polvo iluminador o traslúcido sobre los pómulos.
Maquíllate según la forma de tu cara
El estilo de maquillaje dependerá de las distintas formas del rostro:
- En una cara redonda o ancha no se destacan los pómulos y las mejillas son redondeadas. Se debe aplicar el rubor de arriba hacia abajo, comenzando en la parte alta del pómulo y llegando al centro de la cara, casi en forma de triángulo. Se puede utilizar un rubor más oscuro a los costados, para afinar visualmente el rostro.
- En una cara cuadrada se destacan los pómulos pero no las mejillas. Se debe colocar el rubor desde el centro del pómulo hacia la sien, casi en forma de rectángulo.
- Una cara alargada no tiene los pómulos o las mejillas muy marcados. Se requiere aplicar el rubor en forma de medialuna tocando el borde externo del pómulo.
- En la cara ovalada tampoco se destacan las mejillas, por lo que hay que aplicar el rubor formando casi un redondel en el centro del pómulo.