Al contrario, los hombres que consumen alimentos que contienen grasas poliinsaturadas más sanas, como los ácidos grasos omega 3 y omega 6 (pescado, granos integrales) podrían estar produciendo esperma más sano, sugirió el estudio.
"Observamos relaciones significativas entre la grasa de la dieta y la calidad del semen", aseguró la investigadora principal, la Dra. Jill Attaman, profesora de obstetricia, ginecología y biología de la reproducción. "Esto muestra una asociación entre factores modificables del estilo de vida, en específico la nutrición, y el potencial de fertilidad masculina".
Puntos clave
Artículos relacionados:Attaman señaló que los motivos de la aparente conexión no están claros. Pero añadió que los distintos tipos de grasa son tratados de distintas formas en el organismo.
"Las grasas poliinsaturadas son componentes importantes de las membranas celulares del esperma, y podrían influenciar en la capacidad del semen de fertilizar un óvulo", explicó, y añadió que "tal vez [también] estimulen la producción de hormonas".
Los resultados del estudio fueron presentados el lunes en la reunión anual de la American Society for Reproductive Medicine en Denver.
Para el estudio, el equipo de Attaman analizó el esperma de 91 hombres que acudieron al Centro de Fertilidad del Hospital General de Massachusetts, en Boston. Los hombres también respondieron a preguntas sobre sus dietas y los tipos de grasas que comían. También se midió los niveles de ácidos grasos en el esperma y el semen de varios hombres, apuntaron los investigadores.
Los investigadores encontraron que los hombres que tenían la mayor ingesta de grasa saturada tenían 41 por ciento menos esperma que los hombres que comían la menor cantidad de grasa saturada. Y los hombres con la mayor ingesta de grasa monoinsaturada tenían 46 por ciento menos esperma, frente a los hombres con la ingesta más baja de grasa monoinsaturada.
Por otro lado, los hombres que consumían más grasas poliinsaturadas omega 6 tenían una mayor movilidad espermática, y una mayor ingesta de grasas poliinsaturadas omega 3 se relacionó con una mejor "morfología" (el tamaño y la forma) del esperma.
"Si estos hallazgos son importantes o no podrían depender del hombre en cuestión", señaló Attaman.
Por ejemplo, una diferencia de 40 por ciento es grande, pero podría tener importancia en algunos hombres, y en otros no. Si un hombre tiene una concentración espermática marginal, con 25 millones de espermatozoides por milímetros, una reducción del 40 por ciento podría llevar su conteo espermático a 15 millones por mililitro, que es una anomalía, explicó Attaman.
Pero si el conteo espermático del hombre se acerca más a los cien millones por mililitro, una reducción del 40 por ciento seguiría manteniendo un conteo espermático normal de 60 millones por mililitro, apuntó.
"Es poco probable que eso significara una diferencia en la fertilidad potencial", comentó Attaman.
La grasa saturada es la principal fuente dietética del colesterol alto en la sangre, y se puede encontrar sobre todo en alimentos de origen animal como la carne de res, la ternera, el cordero, la leche y el queso, así como en algunas plantas. Las grasas monoinsaturadas se encuentran en aceites vegetales como el de oliva, el de canola, el de maní, el de girasol y el de sésamo. Según la American Heart Association, otras fuentes incluyen el aguacate, la mantequilla de maní, y muchos frutos secos y semillas.
Las grasas poliinsaturadas se encuentran en el pescado, los granos integrales y algunas semillas y frutos secos.
El Dr. David Katz, director del Centro de Investigación de la Prevención de la Facultad de medicina de la Universidad de Yale, dijo que "este es un estudio pequeño de asociación entre las variaciones de la ingesta dietética y las variaciones en la cantidad y función del esperma. No prueba causa y efecto de forma directa".
Anotó que algunos de los hallazgos, como la asociación inversa entre la ingesta de grasa monoinsaturada, un producto básico de la dieta mediterránea, y el conteo espermático resultan contraintuitivos, anotó. La asociación entre la ingesta de grasa poliinsaturada, y sobre todo la ingesta equilibrada de grasas omega 6 y omega 3, con la vitalidad del esperma concuerda con el conocimiento general sobre salud, aseguró.
"En general, el estudio plantea la provocadora sugerencia de que no sólo es verdad que somos lo que comemos, sino que comenzamos a serlo incluso antes de ser concebidos", enfatizó Katz. "El patrón dietético del padre futuro afecta la composición del esperma que aportará la mitad de los genes al futuro hijo. Esta es otra razón de elegir los alimentos con cuidado".
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Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor