Una medición de la cantidad de células B y T (linfocitos, células responsables de las respuestas del sistema inmunológico) en la leche de calostro, leche de transición y leche madura, realizada por el Instituto Nacional de Perinatología (INPer) “Isidro Espinosa de los Reyes”, permitió descubrir que mantener la lactancia materna hasta los dos años de edad reduce en los menores de madres con obesidad, el riesgo de que en su vida adulta desarrollen diabetes o hipertensión arterial.
Omar Lidio Peralta Méndez, Jefe de Alojamiento del INPer detalló que las células inmunológicas tienen una activación secuencial en el organismo adulto, sin embargo, en la leche materna se encuentran activadas de forma simultánea, lo que se traduce en una protección inmediata, y mientras más tiempo de lactancia, se incrementa más su producción.
En entrevista, el especialista aseguró que la leche materna durante los primeros seis meses ayuda a prevenir enfermedades infecciosas; de nueve a 12 meses permite un adecuado desarrollo motor e intelectual y de 12 a 24 meses previene enfermedades crónicas como obesidad, diabetes e hipertensión.
Recordó que además de las proteínas, carbohidratos, grasas y vitaminas, la leche materna cuenta con componentes inmunológicos como las inmunoglobulinas, la lactoferrina, las lisozimas, las células, los prebióticos y los probióticos, que ayudan a la protección contra enfermedades específicas.
Por su parte, Jorge Gutiérrez Hernández, neonatólogo del Área de Terapia Intermedia del Hospital de Gineco Obstetricia del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destacó que al ser alimentado con leche materna, el niño ingiere las calorías necesarias para cubrir sus necesidades energéticas; “entre los nutrientes que recibe se encuentran aquellos que le ayudarán a que se desarrolle su aparato digestivo y el sistema nervioso central y se forme de manera correcta la estructura de sus ojos, por mencionar algunos beneficios”.
El pediatra aclaró que no hay fórmula alguna que pueda sustituir los beneficios que brinda la lecha materna, clave para formar un sistema inmune fuerte, “lo que la convierte en la acción preventiva por excelencia para muchas enfermedades como catarros, bronquiolitis (inflamación de las vías aéreas), neumonía y diarreas”.
Datos sobre la lactancia materna
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT 2012) señala que el porcentaje de las mujeres mexicanas que no amamantan es de 85.6% y sólo un 14.4% lo hace durante los primeros seis meses de vida, en comparación con 2006 que la cifra alcanzaba 22.3%.
Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que el riesgo de morir en niños menores de un año, alimentados con fórmulas comerciales, es de tres a cinco veces mayor que para los bebés que son amamantados con leche materna.
En tanto, la Asociación Pro Lactancia Materna (Aprolam) estima que en México siete de cada 10 mujeres tienden a sustituir la leche materna por fórmulas comerciales, lo cual puede afectar su salud y la del bebé.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) recomiendan que durante los seis meses de edad el recién nacido sea alimentado exclusivamente con leche materna. Después debe complementarse con otros alimentos hasta los dos años.
Bancos de leche materna: las nuevas nodrizas
Los bancos de leche materna son instituciones donde las mujeres en periodo de lactancia pueden realizar donaciones para aquellos bebés ajenos que por distintas causas no puedan ser amamantados por su madre.
En México, el gobierno federal ha invertido más de 10 millones de pesos en la creación de los primeros bancos de leche materna en la Ciudad de México, Tabasco, Guadalajara, Zacatecas y Veracruz, para alimentar a bebés hospitalizados que nacieron con bajo pesos o prematuros de familias con un nivel socioeconómico bajo o de zonas marginadas.
La leche obtenida a través de donación y consentimiento informado por parte de las madres, pasa por estricto estudio microbiológico, dado que se trata de una secreción corporal, a la cual se debe hacer pruebas de laboratorio, pasteurización y control bacteriológico.
De igual forma, las mujeres que desean donar su leche, deben presentar su historia clínica y realizarse una serie de análisis con el fin de descartar ciertas enfermedades que pueden afectar la lactancia. Asimismo, deberán cumplir con una serie de requisitos excluyentes tales como: no tener ningún problema de salud preexistente, tener secreción láctea suficiente para su bebé y un excedente para la donación, no hacer uso de medicamentos contraindicados en la lactancia, no beber alcohol o ser fumadoras y tener análisis serológicos negativos de HIV, Hepatitis B, Sífilis y Mal de Chagas.