Se tatúa en apoyo moral a su hija sorda

La niña se llama Charlotte y recibió su primer implante coclear (un pequeño dispositivo electrónico que ayuda a las personas a escuchar) a los 4 años de edad, recientemente tuvieron que colócarle un segundo implante para el otro oído, debido a que es casi completamente sorda. Entonces, su papá decidió "implantarse" uno también para brindarle apoyo moral a su niña y no se sintiera rara.

Cuando Charlotte salió de la cirugía descubrió que su papá se había rapado la cabeza por completo y tenía un tatuaje en el lado izquierdo de su cabeza igual a su implante coclear.

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Alistair publicó la imagen (foto de arriba) de la tierna escena con su hija en su cuenta de Facebook y rápidamente se volvió viral.

"Lo hice por amor mi hija. Mi cabello puede volver a crecer", contó Alistair Campbell al New Zealand Herald, diario que publicó su historia. “Cuando Charlotte vio el tatuaje se rió, lo tocó y dijo que era "genial", agregó el orgulloso padre.

Si bien, actualmente Alistair se está dejando crecer el cabello, aseguró que se lo volverá a rapar cada vez que su hija Charlotte quiera ver el tatuaje.

El implante coclear no es lo mismo que un audífono, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, éste se implanta por medio de una cirugía y funciona de una manera diferente. Los implantes cocleares permiten a las personas sordas recibir y procesar sonidos y lenguaje, y transmitirlos al cerebro.

Este tipo de dispositivo ayuda a superar algunos problemas de audición cuyo origen está en el oído interno, o cóclea. La cóclea, también denominada "caracol", es tubito enrollado en forma de caracol ubicado en la parte del oído conectada al nervio auditivo. Su función consiste en recoger las señales eléctricas procedentes de las vibraciones sonoras y transmitirlas al nervio auditivo, quien a su vez envía esas señales al cerebro, donde son interpretadas como sonidos reconocibles.

Si partes importantes de la cóclea no funcionan correctamente y el nervio auditivo no puede recibir estimulación alguna, las señales eléctricas no pueden llegar al cerebro, por lo que resulta imposible oír. Sustituyendo a la parte lesionada de la cóclea, el implante coclear utiliza sus propias señales eléctricas para estimular el nervio auditivo, permitiendo oír a la persona.

La mayoría de los niños puede oír desde el momento del nacimiento. Aprenden a hablar por imitación de los sonidos que escuchan a su alrededor y de las voces de sus padres y las personas que los cuidan. Pero aproximadamente dos o tres de cada 1,000 niños en los Estados Unidos nacen sordos o con dificultades auditivas. Otros pierden la audición más tarde durante la niñez.