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Un sencillo cambio de rutinas ayuda a que los niños bajen de peso

Lavarse los dientes antes de acostarse, tomar un buen desayuno y poner en el canasto la ropa para lavar son rutinas que casi todos los niños conocen. Y aunque no siempre se respetan, ayudan a tener una vida ordenada. Y en muchos casos, a conservar un peso saludable.

La doctora Elsie Taveras, jefa de pediatría en el Hospital General Pediátrico de Massachusetts, en Boston, explica que mejorar las rutinas del hogar puede reducir el riesgo de obesidad infantil. Un estudio determinó que más horas de sueño y menos horas frente a la TV redujeron la tasa de aumento de peso entre un grupo de niños que formaron parte del estudio. El mismo contó con la participación de 121 familias con hijos de 2 a 5 años de edad y a la mitad se le asignó hacer pequeños cambios con la ayuda de consejeros de salud.

Un sencillo cambio de rutinas ayuda a que los niños bajen de peso
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Puntos clave

  • Menos horas frente a la televisión ayuda a bajar de peso
  • Más horas de sueño evitan el sobrepeso 
  • Es importante que los niños eviten el sedentarismo 

Después de seis meses, los niños del grupo de intervención dormían aproximadamente tres cuartos de hora más por la noche y veían la televisión una hora menos los fines de semana. También se redujo la tasa de aumento de peso y al cabo de 6 meses, bajó su índice de masa corporal (IMC), una medida del peso en relación con la estatura.

La doctora Taveras aclaró que no esperaban que estos niños perdieran peso, ya que están en una etapa de crecimiento, pero sí se buscaba bajar el ritmo del aumento de peso.

Las familias tuvieron que hacer unos pequeños cambios: para animarles a dormir más, los padres podían dar a sus hijos un baño caliente o leerles un libro antes de dormir. Y como los padres comentaron que con frecuencia usaban la televisión para entretener a sus hijos mientras ellos hacían las tareas del hogar, los investigadores proporcionaron a las familias juegos y manualidades y sugirieron que los sustituyeran por la televisión. También buscaron terrenos de juego y parques cercanos como alternativas a ver la televisión.

Las familias del estudio pertenecían mayoritariamente a minorías: un poco más de la mitad de los niños eran hispanos, un tercio eran negros y 15 por ciento se clasificaron como "otros". La intervención funcionó igual de bien en todos los grupos, indicó Taveras, pero no está claro qué ocurriría en familias con más recursos.

Según explica Simone French, profesora de epidemiología y salud comunitaria y directora del Centro de Prevención de la Obesidad de la Universidad de Minnesota, este tipo de estudios comprueban que el hogar es un lugar importante para que los investigadores puedan interactuar con los padres para lograr mejoras en los niños.

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