Algo tan sencillo como elegir un cuenco más pequeño podría ayudar a reducir la obesidad infantil, según sugiere un nuevo estudio.
En su primer experimento, los investigadores dieron cuencos de 8 y de 16 onzas, que equivalen a 1 y 2 tazas respectivamente, a 69 niños en edad preescolar. Se comenzó a servir cereales y leche a los niños, hasta que éstos dijeron que tenían suficiente.
Tras evaluar los resultados, se comprobó que los niños con los cuencos más grandes habían pedido un 87 % más de cereales y leche. El peso de los niños o si eran chicos o chicas no afectó a la cantidad de comida que pidieron.
Un segundo experimento contó con 18 estudiantes de escuela primaria a los que les dieron cuencos más grandes o más pequeños. Se incrustaron balanzas secretas en las mesas para pesar lo que se servía a cada niño y para determinar cuánto comieron. Los que tenían cuencos más grandes pidieron un 69 % más de cereales y leche, y comieron un 52 % más que los que tenían cuencos más pequeños.
"Los cuencos más grandes hacen que los niños pidan casi el doble de comida, lo que lleva a un aumento de la ingesta, además de a un mayor desperdicio de comida", comentó el autor del estudio, Brian Ven Ittersum, profesor de economía conductual en la Universidad de Cornell.
"Si nos basamos en estos hallazgos, usar un plato más pequeño para los niños podría ser una solución simple para quienes estén preocupados por su ingesta calórica”, señaló el experto.
La misma universidad realizó una prueba similar con adultos, a quienes se invitó a una “fiesta de helado”. Cada invitado recibió al azar una taza de 17 ó de 34 onzas y una cuchara de 2 ó 3 onzas. Los investigadores observaron que con sólo aumentar el tamaño de la taza, las personas se servían 31% más helado que el resto. Y quienes recibieron una cuchara más grande, aumentaban el consumo del postre en un 14,5%.
Este tipo de estudios confirman la influencia que tiene el tamaño de los utensilios usados para comer y lo difícil que resulta resistirse a la tentación de servirse más comida si se usa un recipiente grande. Por eso un buen recurso es reducir el tamaño de platos, cuencos y cucharas: ¡tu salud, tu silueta y tu balanza te lo agradecerán!