La diferencia entre las personas que toman agua y las que toman gaseosa, al parecer, va mucho más allá de una cuestión de gustos. Quienes beben agua serían personas más saludables que aquellos que eligen gaseosas para acompañar su almuerzo, cena o simplemente para tomar algo fresco.
Estas revelaciones surgen de un estudio de la Universidad estatal de Pensilvania. La investigación demostró que las niñas que toman gaseosa a los cinco años tienen una alimentación que no alcanza los estándares nutricionales, con bajo consumo de fibras, proteínas, vitamina C, vitamina D, calcio, magnesio, fósforo y potasio.
El grupo de niñas que no tomaba gaseosa, tampoco alcanzó todos los requisitos nutricionales, pero demostraron tener una dieta más saludable que el resto.
Según Laura Fiorito, del Centro de Investigaciones de la Obesidad Infantil de la Universidad de Pensilvania, la diferencia de la nutrición de los dos grupos “no está dada tanto por lo que las chicas consumían, sino por lo que no consumían”.
Por ejemplo, el grupo de adolescentes que tomaba gaseosas reveló tomar menos cantidad de leche. Y la leche posee una gran cantidad de nutrientes.
Una cadena de consecuencias
La falta de lácteos en la dieta de una niña o adolescente tiene graves consecuencias en la salud:
• Un consumo mínimo de calcio conlleva a un aumento de los riesgos de fracturas de huesos.
• A su vez, un elevado consumo de azúcar agregada incrementa los problemas dentales y el desarrollo de ciertas enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2.
También, es importante que las jóvenes ingieran vitamina C diariamente. El Instituto de Medicina recomienda que las adolescentes de entre 14 y 18 años reciban por lo menos 65 miligramos de vitamina C. Las jóvenes que toman soda, demostraron tener un consumo promedio de 55 mg, mientras que las adolescentes que no toman gaseosa, consumen más de lo que recomiendan los expertos, ingiriendo 70,5 mg cada día.
Algo para destacar es que los padres de las niñas bebedoras de gaseosa tenían mayor sobrepeso que los padres de las jóvenes que no toman gaseosa, lo que demuestra la importancia que tiene que los adultos sean un buen ejemplo para sus hijos, adoptando una dieta sana.