Hace unos momentos estaba comiéndome una nectarina y noté que cada mordida estaba llena de sabor: dulce, jugosa, crujiente. Disfruté cada mordida por cerca de dos minutos, hasta que empecé a poner atención a algo más. De repente me di cuenta de que me terminé la nectarina y me perdí de disfrutar cerca de la mitad.
“Comer con conciencia” significa comer con todos tus sentidos, sintiendo, oliendo, tocando, oyendo y viendo la comida que ingerimos. Al poner atención en cada bocado de comida y cada trago de nuestra bebida, le enviamos el mensaje a nuestro cerebro y al resto de nuestro cuerpo de que viene el alimento para cada célula y también para nuestra alma.
Todos tenemos una relación con la comida. La verdad es que el más profundo deleite no viene de la comida en sí, sino de cómo uno se relaciona con ella. Muchos de nosotros comemos rápidamente, tomando la comida con temor, como si alguien se la fuera a llevar y, en el proceso, ni siquiera la saboreamos. Lo mismo pasa cuando comemos mientras vemos la televisión, leyendo o trabajando.
Al tomarte el tiempo de explorar cuidadosamente tus emociones mientras comes, estás menos propenso a saltar de la glotonería a la privación. La privación desencadena en el ansia, y la glotonería dispara el miedo, la culpa, la vergüenza y las libras de más que llevan de vuelta a la privación. En vez de esto, trata de comer con conciencia. Esto se basa en el profundo deleite que proviene de comer con conciencia.
Mientras comes, trata de preguntarte: “¿Qué dice mi cuerpo acerca del próximo bocado?” “¿Cómo me siento?” “¿Está mi estómago sintiéndose vacío o lleno?” No trates de cambiar estas sensaciones de tu organismo. En lugar de eso, simplemente siente y escucha a tu cuerpo.
La conciencia es algo que debemos usar no sólo para comer, sino también para todas las actividades que realizamos y, especialmente, para explorar nuestras emociones y reacciones a los diferentes estímulos que encontramos en nuestra vida diaria.
Te invito a que trates de comer con conciencia y a que aprendas a escuchar a tu mente y a tu cuerpo poniéndoles especial atención. Notarás el cambio en tu actitud y en tu relación, no sólo con la comida, sino con todo lo que te rodea.