Las personas que sufren un paro cardiaco durante o poco después del ejercicio tienen tres veces más probabilidades de sobrevivir que las que sufren un paro cardiaco no relacionado con el ejercicio, halla un estudio reciente. El paro cardiaco repentino resulta de un ritmo cardiaco anómalo que hace que el corazón deje de latir.
Investigadores de los Países Bajos observaron más de 2,500 paros cardiacos ocurridos fuera del hospital en el área metropolitana de Ámsterdam de 2006 a 2009. De éstos, 145 ocurrieron en personas que estaban haciendo ejercicio o que habían hecho ejercicio en la hora anterior, entre ellas 49 que montaban bicicleta, 22 que jugaban al tenis, 16 que hacían ejercicio en un gimnasio y 13 que nadaban.
Puntos clave
La tasa de supervivencia de los pacientes del grupo de ejercicio fue de 45 por ciento, frente a 15 por ciento en el grupo que no hacía ejercicio. Ninguno de los supervivientes del grupo de ejercicio sufrió daño cerebral grave, que sí ocurrió en algunos de los supervivientes del grupo que no hacía ejercicio.
Los pacientes del grupo de ejercicio eran más jóvenes (con una edad promedio de 59 años, frente a 66), y había más hombres que en el grupo que no hacía ejercicio. Los ataques cardiacos relacionados con el ejercicio ocurrían con más frecuencia en lugares públicos (99 frente a 25 por ciento), contaban con testigos más frecuentemente (89 frente a 76 por ciento), y tuvieron tasas más elevadas de RCP administrada por transeúntes (86 frente a 64 por ciento) y uso de desfibrilador automático externo (35 frente a 22 por ciento).
El estudio fue anunciado recientemente en la reunión de la Sociedad Europea de Cardiología, pero los datos y conclusiones de las investigaciones presentadas en reuniones médicas se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
"La supervivencia sorprendentemente buena de las víctimas de paro cardiaco relacionado con el ejercicio fuera del hospital se puede adjudicar en parte al hecho de que eran más jóvenes y era más probable que sufrieran el paro en un lugar público, lo que llevaba a reanimación cardiopulmonar administrada por un transeúnte, con frecuencia junto al uso de un desfibrilador automático externo. Tomando en cuenta esos factores, el ejercicio en sí también contribuye a un mejor resultado", señaló en un comunicado de prensa de la sociedad el autor del estudio, el Dr. Arend Mosterd.
"Se necesita más investigación para determinar por qué, tras tomar en cuenta los factores favorables como la edad, la ubicación del evento y la administración de RCP, las personas que sufren un ataque cardiaco durante o poco después del ejercicio siguen teniendo un mejor pronóstico que las personas que sufren un paro cardiaco no relacionado con el ejercicio", añadió.