Investigadores de la Universidad de Loma Linda, en California, realizaron un estudio para determinar la tasa de mortalidad entre quienes siguen una dieta vegetariana. Éste se llevó a cabo analizando los hábitos alimentarios de 73,300 voluntarios de la Iglesia de los adventistas del Séptimo Día, y se descubrió que – a excepción del cáncer - los vegetarianos resultaron ser menos propensos a morir por una enfermedad, comparados con los que comen carne.
El líder del proyecto, doctor Michael J. Orlich, detalló que entre los casos estudiados, se hallaron menos muertes relacionadas con causas específicas como enfermedades cardíacas, del riñón y endócrinas, como la diabetes. Al respecto, el experto explicó: "Las causas podrían deberse al menor consumo de carne de la dieta vegetariana, o al mayor consumo de vegetales”.
Para el estudio, se determinó el tipo de dieta seguida por los voluntarios:
- no-vegetarianos;
- semi-vegetarianos (comen vegetales y carne o pescado una sola vez por semana)
- pesco-vegetarianos (consumen vegetales y productos de mar)
- lacto-ovo-vegetarianos (consumen vegetales, lácteos y huevos)
- veganos (no consumen productos de origen animal)
Durante el estudio que duró casi 6 años, hubo 2,570 muertes, y se demostró que los vegetarianos fueron un 12% menos propensos a morir que sus contrapartes que consumían carne. Esto se hizo mucho más manifiesto en hombres que en mujeres. Los investigadores también notaron que los vegetarianos tenían un mayor promedio de edad que los “carnívoros”, y también más educación, hacían más ejercicio y eran menos propensos al tomar alcohol y fumar.
Si bien el estudio no trató de determinar cuál de las dietas vegetarianas asegura mayor longevidad, el equipo de expertos busca centrarse en ello. “Queremos saber qué es lo que consumen más y menos, para investigar el efecto de distintos tipos de alimento asociado con la mortalidad”, dijo Orlich.
El doctor Robert Baron, de la Universidad de California, explica que muchos eligen la dieta vegetariana “por razones éticas, religiosas o de compromiso con el medio ambiente, más que por los beneficios para la salud. Por ello se debe sugerir una dieta según la propia historia nutricional de cada paciente, sus preferencias, circunstancias clínicas y motivación para hacer un cambio”.
De todos modos, concluyó el experto, si bien puede haber diferencias en cada profesional sobre el balance optimo de macronutrientes, carne y comidas específicas, todos coinciden en que se debe disminuir el consumo de azúcar, granos refinados, grasas saturadas y grasas trans.