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¿Las mujeres optimistas son más flacas?

Hasta ahora no se había estudiado la relación entre el tipo de alimentación y el buen carácter o una actitud de vida optimista. Un grupo de investigadores de la Universidad de Arizona, en Tucson, analizó datos de un grupo de mujeres de entre 50 y 69 años y los resultados fueron publicados recientemente en el Journal de la Academia de Nutrición y Dietas. 

La información estudiada proviene de una serie de encuestas realizadas por la entidad Iniciativa para la Salud de la Mujer, que contó con la colaboración de voluntarias posmenopáusicas. Las mismas refirieron sus hábitos de alimentación y de vida, con un seguimiento realizado durante un año. Las participantes son mujeres blancas no hispanas, educadas, físicamente activas, ex fumadoras o que no han fumado nunca, algunas de ellas utilizan terapia hormonal, tienen un bajo índice de masa corporal (IMC) y cintura pequeña. 

¿Las mujeres optimistas son más flacas?
| Foto: THINKSTOCK

Para medir la calidad de la dieta se utilizó un índice de alimentación saludable (AHEI) y el nivel de optimismo se calculó con un test específico llamado Orientación de Vida. Al comparar los resultados se observó que las más optimistas fueron quienes más cambios positivos realizaron en su dieta y estilo de vida. 

Pero no se puede afirmar categóricamente que el carácter o el optimismo sean las únicas causas de las mejoras. Según explica Melanie Hingle, dietista y líder del estudio, no se le puede pedir a una persona pesimista que se vuelva optimista. Pero sí puede observar qué hacen las personas optimistas para poder cumplir con lo que se proponen.

Una sugerencia de la experta para no sucumbir y abandonar un plan de alimentación o hábitos saludables es conversar con un amigo, salir a caminar, o hacer un ejercicio de respiración para disipar ese momento de estrés o ansiedad que dan ganas de comer o fumar, por ejemplo. 

Según Hingle, las personas optimistas suelen ser más sociables y tener más amigos y familia con quien conversar, y esto puede ser de mucha ayuda en momentos donde se generan sentimientos difíciles de controlar o emociones desagradables. La compañía puede ayudar a disipar la alimentación emocional, donde se come sin hambre, solo para saciar una necesidad existencial que nada tiene que ver con el apetito.

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