Las frutas son tan importantes que se recomienda que consumamos entre dos y cuatro porciones al día. Esto ayudará a que nuestro cuerpo se enriquezca de vitaminas y fibra.
No obstante, muchas personas se preguntan si pueden contribuir al aumento de peso si se incluyen en un menú diseñado para rebajar.
Primero hay que aclarar que hay dos cosas que determinan que cualquier alimento contribuya a que aumentemos de peso o que se nos haga difícil perder las libras o kilos que nos sobran:
- La cantidad que comamos del alimento. No es lo mismo comerse una papa que tres papas, ni comerse una pechuga de pollo que tres pechugas de pollo, tampoco es lo mismo comerse una taza de macarrones que tres tazas de macarrones.
- La forma en que preparemos el alimento. No es lo mismo comernos la papa asada sola que frita o, asada pero acompañada de mantequilla, crema agria, queso amarillo y tocineta. Tampoco es lo mismo comernos la pechuga de pollo sin piel y a la plancha que con piel y frita. Ni es lo mismo comernos la pasta con salsa de tomate que con una salsa preparada con bastante aceite, aceitunas y salchicha italiana, agregándole, además, bastante queso parmesano.
Las frutas, como cualquier otro tipo de alimento, podrían contribuir al aumento de peso si las comiéramos en exceso y si las preparáramos de una manera inconveniente. Este sería el caso si nos comemos tres bananas en vez de media banana o si comemos la banana frita con azúcar en vez de cruda.
Al rescate de las frutas
Afortunadamente, lo usual es comer las frutas crudas, lo cual elimina casi totalmente el riesgo de aumentar su aporte calórico a través de su preparación. Al mismo tiempo, son muchas las frutas que aportan menos calorías que la mayoría de los otros alimentos, lo cual nos permite ser bastantes flexibles en cuanto a la cantidad que podemos comer a diario.
Encontramos buenos ejemplos de estas frutas hipocalóricas (bajas en calorías) en el melón, la sandía, la papaya, la guayaba y el pomelo (toronja o grapefruit), que aportan menos de 40 calorías por cada 100 gramos de fruta, o en el grupo integrado por las fresas, el albaricoque, el durazno, la naranja, la mandarina y la piña, que aportan menos de 50 calorías por cada 100 gramos.
Para facilitar la comparación, podemos decir que una rebanada de pan, que pesa entre 25 y 30 gramos, puede aportar más calorías que 100 gramos de cualquiera de estas frutas, sin tener la ventaja adicional de su riqueza en vitaminas. Por otra parte, casi nunca comemos el pan solo, sino que acostumbramos a untarle mantequilla, margarina o alguna crema a base de grasa, aumentando así su aporte calórico, mientras que lo usual es comernos las frutas en su condición natural porque podemos disfrutarlas sin necesidad de acompañamiento.
Vistas así las cosas, y teniendo en cuenta lo antes referido con relación al alto contenido de vitaminas y fibras de las frutas, la conclusión es que no sólo podemos comer las frutas independientemente del régimen alimentario que tengamos, sino que debemos comerlas varias veces al día.
* Especialista en Nutrición y Vicepresidente de Desarrollo de Productos de DrTango, Inc.