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La soya, el gran sustituto

Proviene de Japón, un país en donde la medicina verde es parte de la cultura desde hace milenios. La soya, un producto tanto alimentario como terapéutico, se presenta de muchas formas y, en todas ellas, resuelve un platillo con muchos de los nutrientes fundamentales que nuestro organismo necesita.

Como explica el Instituto Nacional del Cáncer, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) los productos de soya –también conocida como soja, semilla de soja y “Glycine max”– “contienen isoflavonas (sustancias similares al estrógeno, conocidas como fitoestrógenos) que están en estudio para prevención del cáncer, los sofocones propios de la etapa biológica de la menopausia y la oesteoporosis (pérdida de densidad ósea)”.

La soya, el gran sustituto
| Foto: SHUTTERSTOCK

En el plano de la alimentación, el instituto agrega que “los productos alimentarios de la soja pueden disminuir las concentraciones de colesterol y reducir el riesgo de la enfermedad del corazón”. Esto ocurre porque uno de los componentes centrales de la soya es la lecitina.

El libro “The Top Ten Traditional Remedies”, escrito por Sarah Merson, experta en nutrición y salud del College of  Naturopathic Medicine en Gran Bretaña, indica que “la soya se incluye en la dieta en forma de aceite, harina, tofú, leche, proteína vegetal texturizada, miso y salsa, y suele utilizarse para sustituir a las carnes y a las proteínas lácteas”.

Medline Plus, el servicio informativo de salud de la Biblioteca Estados Unidos y del NIH describe 29 afecciones en los que la soya actúa como factor de prevención, todos ellos con distintos grados de comprobación científica. Éstos van desde los síntomas de la menopausia, la diarrea y el cáncer de seno hasta el trastorno de la glándula tiroides y la diabetes tipo 2.

Sobre la diabetes, la soya puede tener una acción importante ya que por su bajo contenido glicémico regula la insulina y el nivel de azúcar en sangre, compendia Merson. Esta propiedad ayuda a que la soya equilibre el nivel de energía del organismo, lo que la vuelve un alimento esencial en la mesa de la persona que padece diabetes.

Una sola cosa en contra: está en la lista de productos que pueden desatar alergias, junto al maní, los huevos, la leche, el pescado y el trigo. Aunque, al parecer, sus efectos tóxicos no son de larga duración y, curiosamente, la leche de soya se utiliza como reemplazo en caso de alergia a la leche de vaca.

Fuentes: Nacional Institutes of Health (NIH);  The Top Ten Traditional Remedies, de Sarah Merson

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