¿Rechazar las tentaciones culinarias del viaje o mantener la dieta ? Este es el dilema de muchos cuando llega el verano y planifican un nuevo viaje. Pensar en conocer un nuevo destino sin probar las delicias culinarias del sitio visitado es para muchos hacer un viaje incompleto.
Sin embargo, llevar un año siguiendo un buen régimen de alimentación para botarlo por la borda en un mes comiendo todo lo que se nos antoja es también algo que no tiene mucho sentido.
Sin lugar a dudas, cuando viajamos siempre queremos conocer un sitio diferente, una sociedad nueva. La alimentación es parte fundamental de toda cultura: nuevas preparaciones, diferentes condimentos e, inclusive, alimentos jamás probados vienen a la mente cuando hablamos de grandes viajes.
Ahora bien, ¿qué hacer para no aumentar de peso?, ¿nos llevamos la comida?, ¿hacemos el sacrificio de seguir una dieta estricta estemos en donde quiera que estemos?
La respuesta a estas dos últimas inquietudes es clara: no. Recuerda que la comida no se debe estar transportando de un país a otro y que su revisión es muy estricta en la mayoría de las aduanas. Además de eso, los viajes son momentos para disfrutar y no ser tan estrictos con nosotros mismos, así que, teniendo en cuenta estos consejos, tómate un tiempo de esparcimiento y disfruta de tu viaje sin cometer excesos, sólo la moderación te permitirá disfrutar de tu viaje sin traer libras o kilos de remordimiento encima.
Antes del viaje…
Así como planificas otros detalles como la ropa que llevarás y los hoteles donde te hospedarás, es conveniente que antes del viaje seas lo más estricto posible con tu plan de alimentación para luego poder ser un poco más flexible.
En el aeropuerto
Los aeropuertos son por excelencia centros de comida rápida y máquinas dispensadoras de alimentos con alto contenido calórico; sin embargo, en muchos de ellos se consiguen opciones como refrescos ligeros y barras de cereales que pueden ser una buena opción si el tiempo de espera es largo. Recuerda que leer un libro es mejor que comer mientras se espera por un vuelo y, si vas a tomar café, es mejor que lo pidas sin crema, en tamaño pequeño y utilices edulcorante en lugar de azúcar.
Bienvenido a bordo
En los vuelos cortos las líneas aéreas acostumbran ofrecer pequeñas meriendas a los pasajeros, si no tienes hambre en ese momento es preferible que no la tomes.
En los vuelos largos, las aerolíneas ofrecen comidas completas. Si te permiten escoger, selecciona aquella opción que pienses que será más baja en calorías y recuerda una norma importante: si comiste en el aeropuerto no vuelvas a comer en el avión y si comiste en el avión no vuelvas a comer al llegar a tu destino. Es muy importante ajustar los horarios de comida y respetarlos en la medida de lo posible.
Comer es un placer
Sin duda alguna, un plato típico bien preparado es un recuerdo inolvidable de un buen viaje, sin embargo, todo debe hacerse con moderación para mantener la salud y evitar ganar peso en exceso. Mientras estés en el viaje, estos consejos te pueden ser muy útiles:
- Piensa cada día cuál será tu comida principal y planifica las otras comidas con alimentos bajos en calorías.
- En la comida principal ordena raciones pequeñas, no se necesitan raciones gigantes de alimentos para degustar un buen plato.
- Si vas a ordenar bebidas alcohólicas para la comida, bebe sólo una copa.
- Si deseas un postre, compártelo.
- Si estás en un sitio muy caluroso y necesitas estar hidratándote constantemente, hazlo con agua o jugos ligeros. Evita los refrescos y las bebidas alcohólicas que, en lugar de hidratarte apropiadamente, añaden calorías a tu cuenta desapercibidamente.
- Cuando vamos de turista, nada es mejor que caminar para poder observar bien la arquitectura y las costumbres del lugar. Aprovecha el viaje para hacer ejercicio y caminar lo más que puedas.
En alta mar
Viajar en barco es otro gran placer y en las cadenas de cruceros la comida es uno de los elementos con mayor importancia. Asegúrate de seleccionar, entre las múltiples opciones, aquellas con menor contenido calórico y sigue los mismos consejos que mencionamos anteriormente. Si quieres hacer ejercicio en el barco, pregunta por el gimnasio, seguro hay uno a disposición.
En la carretera
Muchas personas acostumbran llevar comida en el carro mientras viajan para no tener que parar en la carretera. Selecciona para estos momentos comidas saludables, fáciles de transportar y que se puedan comer a temperatura ambiente como sándwiches de atún, de jamón, de pollo o de pavo con vegetales y frutas. Para beber lleva suficiente agua o jugos de fruta. Evita en estos casos los bocados ligeros muy salados y el exceso de dulces.
En la excursión
Al ir de excursión se debe planificar muy bien la comida a llevar, sobre todo si es un sitio donde no se conseguirán provisiones. Para estas ocasiones ten en mente siempre que la comida debe ser fácil de transportar y lo más liviana posible, además deben ser alimentos que no se descompongan rápidamente. En estos casos específicos, los enlatados y los alimentos deshidratados pueden ser buenas opciones.
De regreso a casa
Recuerda que un viaje es un evento especial en el cual cambiamos buena parte de nuestro estilo de vida por trasladarnos a otro lugar. Es posible que al cambiar tus hábitos alimentarios encuentres al regresar algunas libras o kilos de más, pero si has seguido estos consejos y vuelves enseguida a un esquema de alimentación sano y una rutina apropiada de ejercicios, esas libras de más serán sólo una anécdota de tu paseo.
*Dietista del Equipo de MiDieta™
Presidenta de la Sociedad Venezolana de Educación Nutricional