En una época en la que los componentes naturales se valoran como agentes que previenen enfermedades, el tomate es uno de los ganadores indiscutibles: expertos vinculan su principal sustancia, el licopeno, con la prevención del cáncer de pulmón y de próstata, los tumores del tracto digestivo, la arteroesclerosis y los ataques cardíacos.
Componente básico de la llamada dieta mediterránea, el tomate fue objeto de estudio de un trabajo publicado en la Revista del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos. La investigación comprobó que los consumidores en gran escala de tomates y sus productos derivados tienen menos riesgo de padecer numerosos tipos de cáncer.
El informe analizó 72 estudios previos que habían examinado los lazos entre el consumo de tomate y el cáncer y los niveles de licopeno en la sangre. Esta sustancia protege a las células de los oxidantes que suelen causar esta enfermedad. En total, 57 de los 72 estudios vincularon la ingestión de tomate con una reducción del riesgo de cáncer, explicó el doctor Edward Giovannuci de la Escuela Médica de Harvard en su estudio.
En 35 de esos estudios, la conexión era lo suficientemente fuerte como para tener significación estadística. Según Giovannuci, los datos son muy aplicables al cáncer de próstata, el de estómago y el de pulmón.
El licopeno es un antioxidante de la familia de los carotenoides, que le da al tomate su característico color rojo. Debes saber que si no eres fanática del tomate, el licopeno también se encuentra en menores cantidades en la sandía, el pomelo rojoy la guayaba.
Otro estudio, publicado en la Revista Americana de Epidemiología, estableció que el mayor consumo de salsa de tomate disminuía el riesgo de ataque cardíaco. El trabajo lo realizó un grupo dirigido por Lenore Kohlmeier, profesora de Nutrición de la Universidad de Carolina del Norte.
Los científicos analizaron muestras de grasa de 1.379 personas que habían sufrido un ataque cardíaco y compararon estas muestras con las de personas que no habían tenido ataques. La conclusión fue que aquellos cuyas muestras presentaban mayor concentración de licopeno tenían la mitad de riesgo de sufrir un trastorno coronario.
Hacía tiempo que los médicos buscaban vínculos entre una de las estrellas de las ensaladas y el cáncer. Según este mismo informe, las deficiencias de licopeno pueden elevar el riesgo de padecer cáncer de pulmón.
Al contrario de lo que ocurre con otras verduras, que conservan más sus propiedades cuando están crudas, el tomate es mejor si está cocido. El calor durante la cocción favorece la liberación de licopeno desde las paredes celulares del tomate. Por eso, el tomate en lata, o sometido a cualquier proceso de cocción, aumenta las concentraciones de licopeno.