Es verdad. No siempre tenemos a mano los productos necesarios para la perfecta cena exquisita y baja en calorías. Justo es esa noche de la semana en la que no tenemos tiempo para una extensa compra del mercado y debemos recurrir a la tienda de la esquina.
Y, además, llegarán visitas… ¿qué hacer?
Nutricionistas aseguran que el llamado “recurso del queso” es totalmente válido. La famosa y españolísima tabla de quesos puede ser la salvación, a la vez que una opción de combinar lácteos con frutas, colores y también buenos sabores.
Un detalle fundamental: hay que sacar el queso de la heladera un tiempo antes de consumirlo para que no esté insípido porque el frío le neutraliza el sabor y debe estar “estacionado” a temperatura ambiente para poder disfrutarlo al máximo. El tiempo dependerá, claro, del tipo de queso. La experiencia indica que, en general, basta con 15 minutos si es verano ó 30 minutos si es invierno.
Además, otra recomendación: no conviene congelar el queso, ya que cuando se descongela pierde salubridad y calidad. Con el queso, como con la mayoría de los lácteos frescos, también puede sufrir y descomponerse cuando se corta por mucho tiempo la cadena de frío.
Una buena tabla de quesos puede tener una combinación de hasta cinco clases distintas:
- Quesos frescos, preferentemente de vaca.
- Quesos blandos tipo Filadelfia o mozzarela.
- Quesos cremosos del estilo brie, cammembert, mounster, etc.
- Quesos duros como el gruyere o el edam.
- Quesos azules como el danish, roquefort y gorgonzzola.
En los Estados Unidos, se han incorporado a esta famosa tabla los quesos mexicanos, que se comenzaron a importar en las década de los 70 y que gustan al paladar americano porque su sabor intenso y algo más picante.
Según un estudio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el consumo de quesos ha ido en alza en la población justamente desde la década de los 70 hasta 2003. El trabajo indica que el aporte de calcio a la población proveniente de los quesos es de cerca de un 26 por ciento. Los quesos son una de las fuentes esenciales de calcio, elemento esencial para fortificar los huesos y prevenir la oestoporosis.
Y esta “invasión” ha logrado que los quesos se incorporen a todo tipo de platillos, desde sopas y pastas, hasta en las ensaladas.
Súmate a esta tendencia. Acompañada con una copita de vino. Rodeada de vegetales crudos como zanahoria, brócoli o apio. Y con el remate colorido y saludable de uvas y fresas, la tabla de quesos se transformará para tus comensales en una cena inolvidable.
Fuente: Departamento de Agricultura de EE.UU., Revista Gourmet.