Un estudio publicado recientemente en la revista Journal Americano de Enfermedades del Riñón determinó que para cuidar los riñones, lo mejor es limitar el consumo de fósforo. Éste se le agrega a muchos alimentos procesados para mejorar su sabor, y como consecuencia, dan ganas de comer siempre un poco más.
Las pruebas incluyeron a unas 500 personas con sobrepeso u obesas que se inscribieron en un programa para llevar un estilo de vida saludable. Y se descubrió que reducir la cintura y el consumo de fósforo dietético redujo los niveles de proteína en la orina (albuminuria), que es una señal temprana de enfermedad renal.
Puntos clave
- La mayoría de los alimentos procesados tiene un alto contenido de fósforo
- Esta sustancia interviene en la formación de huesos y dientes
- En exceso, puede afectar la salud renal
Después de seis meses, las cinturas de los participantes se redujeron un promedio 1.7 pulgadas (4,3 cm) y experimentaron una reducción del 25 % de la proteína en la orina. Esto comprueba que bajar la grasa abdominal y limitar los alimentos procesados y otras fuentes de fósforo dietético podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedades renales.
La proteínas animales, los lácteos y los vegetales tienen fósforo en forma natural, según explica el líder del estudio, el doctor Alex Chang, de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. Aproximadamente un 90 % de los aditivos de fósforo son absorbidos por el cuerpo.
Para limitar el consumo de fósforo, hay que buscar las palabras "PHOS" en las etiquetas de los alimentos, aunque no siempre aparece esta información. Por eso conviene saber que las fuentes de probables de fósforo son:
- Los alimentos procesados como los refrescos de cola oscuros, cereales y agua con sabores
- Los productos lácteos como queso, leche, crema, helado y yogurt
- Las proteínas de animales como los fiambres, vísceras, ablandadores de carne, ostras y sardinas
- Los frijoles secos, lentejas, guisantes, frutos secos y semillas (incluyendo la mantequilla de maní y otras mantequillas de frutos secos), el cacao (incluyendo las bebidas basadas en el chocolate y los puddings)
El doctor Joseph Vassalotti, director médico de la National Kidney Foundation informa que estudios previos ya habían sugerido que perder peso puede frenar el avance de las enfermedades renales, pero este es el primero que respalda la pérdida de grasa abdominal y la limitación del consumo de fósforo como un modo posible de prevención de que aparezcan enfermedades renales. "Una regla de oro es que si la comida viene en un paquete, probablemente tenga un nivel alto de fósforo", señaló el experto.