Para los fanáticos de los happy hours y de esa copita previa a la cena, no será una gran noticia. Pero es una realidad. Si bien el consumo moderado de alcohol puede ayudar a prevenir afecciones cardiovasculares, lo cierto es que, en una dieta, lo único que aporta son calorías.
Ya sea en bebidas oscuras o claras, el alcohol tiene alrededor de 7 calorías por gramo. Pero, según explican los nutricionistas, se trata de calorías "vacías" que no poseen ningún nutriente benéfico para el organismo, como vitaminas o minerales.
Las cervezas, vinos y licores contienen diferente graduación alcohólica. Las primeras tienen de 3 a 8 por ciento de alcohol, de acuerdo a si son light o negras. En los vinos, el alcohol representa un promedio de 13 por ciento y los licores considerados bebidas “fuertes” poseen aproximadamente un 40 por ciento de alcohol y, por ende, tienen más calorías.
En general, una cerveza de 12 onzas 355 ml, un vaso de vino de 5 onzas 148 ml y una medida de licor de 1,5 onzas 44 ml tienen la misma cantidad de alcohol, y unas 150 calorías.
Las bebidas carbonatadas y azucaradas o los jugos de frutas que se utilizan en la preparación de cócteles, aportan demasiadas calorías adicionales.
Por eso, si se planifica una dieta y se bebe, hay que hacer números. En un programa alimenticio de 1.500 calorías diarias, una botella de cerveza significaría, entonces, el 10 por ciento del consumo de calorías del día.
El alcohol es un producto de la fermentación de almidones y azúcares que, al consumirlo, deprime el sistema nervioso y actúa como anestésico y tranquilizante. En grandes cantidades es tóxico.
Sin embargo, nuevos estudios han demostrado que su consumo moderado especialmente cuando se combina con una dieta mediterránea mejora la salud ya que se relaciona con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, lesiones y mortalidad.
Según un estudio publicado en la edición de julio de la American Journal of Health Promotion, los bebedores moderados tienen una salud superior al promedio, en comparación con los abstemios de toda la vida, los que beben poco y los que lo hacen con intensidad.
Michael French, investigador de la Universidad de Miami que participó en la investigación, cuenta que "queríamos determinar si los bebedores moderados en realidad se sienten mejor, según su propia apreciación”. Para eso, se examinaron datos de 2002 de una encuesta de hogares que representaba a más de 31.000 adultos realizada por la Oficina del Censo de los Estados Unidos para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC.
Así, se comprobó que estos bebedores moderados aquellos que no llegan a embriagarse y que sólo consumen una cerveza, un vaso de vino o un trago de licor por día si es mujer y no más de dos si es hombre estaban felices con su salud.
Sin embargo, para muchos expertos, estos estudios no alcanzan para medir la bondad de la bebida. Y faltan pruebas, dicen, para definir con más claridad esa sutil línea imaginaria entre la moderación y el exceso.
Especialmente para aquellos que quieren bajar de peso sin resignar una copita, también es esencial conocer una información que se difunde poco: la presencia de alcohol en el organismo deteriora la absorción de nutrientes esenciales, como las vitaminas, debido a que puede lesionar el revestimiento del intestino delgado y del estómago donde se realiza la digestión de la mayoría de los alimentos. Algo que perjudica una buena dieta y una buena salud.