Aunque te parezca sorprendente, los niveles de triglicéridos en la sangre no sólo se ven afectados por la cantidad de grasa que comes con los alimentos, sino por todo tipo de excesos. Consumir más calorías de lo que tu cuerpo necesita, sea en forma de grasas o carbohidratos especialmente azúcares simples, es un “disparador” de tu nivel de triglicéridos.
Pero, empecemos por explicar qué son los triglicéridos. Se trata de la principal forma en que se almacena la energía en nuestro organismo. Los triglicéridos son grasas, pero no provienen únicamente de las grasas de la alimentación. Todo exceso de nutrientes que no es utilizado por el cuerpo como energía es almacenado en forma de triglicéridos. Es decir, que esa “llantita” que puedes pellizcar en tu cintura es, básicamente, una acumulación de triglicéridos.
A pesar de que esta reserva de energía en forma de triglicéridos es importante para nuestro cuerpo, el exceso de estas grasas circulando en la sangre es un factor de riesgo importante para padecer enfermedades cardiovasculares. Por esta razón, es necesario prevenir que se eleven y, si ya están elevados, tomar medidas para normalizarlos.
El examen de laboratorio que se realiza para medir los triglicéridos se conoce como perfil de lípidos. Actualmente, estos son los valores que se utilizan para interpretar los niveles sanguíneos de triglicéridos:
Normal | Ligeramente elevado | Elevado | Muy elevado |
< 150 mg/dL | De 150 a 200 mg/dL | Entre 200 y 499 mg/dL | ≥ 500 mg/dL |
A menos que tu médico indique lo contrario, el primer paso que se suele dar para disminuir los niveles de triglicéridos antes de recurrir a un tratamiento con medicamentos es realizar cambios en el estilo de vida. Esto significa: un plan adecuado de alimentación y una rutina de ejercicios.
Aquí te damos algunas recomendaciones específicas para que tomes en cuenta si tienes triglicéridos elevados.
Evita esto: | Sustitúyelo por: |
Bebidas gaseosas regulares, jugos o refrescos azucarados, bebidas alcohólicas | Bebidas gaseosas sin azúcar (“light”), bebidas endulzadas con edulcorantes artificiales y sin alcohol |
Dulces, confites y bombones | Dulces, confites y bombones “light” |
Gelatina o pudín | Gelatina o pudín “light” |
Galletas con marshmallows o cremas dulces | Galletas integrales |
Alimentos fritos | Alimentos al horno, a la plancha o al vapor |
Manteca, mantequilla, aceite de coco o de palma | Margarina (0 grasas trans), aceites vegetales de canola, oliva o girasol |
Snacks altos en azúcar y grasa (pasteles, galletas y otros postres) | Frutas frescas, snacks bajos en calorías |
Leche entera | Leche descremada (0%) o semidescremada (1 ó 2%) |
Tocino, chicharrones, chorizos | Jamones bajos en grasa, especialmente de pollo o pavo |
La clave es elegir los alimentos apropiados y comerlos en las porciones adecuadas a tus requerimientos. Además, si tienes sobrepeso, adquirir un peso saludable será un excelente primer paso.