El refrán “Desayunar como un rey, almorzar como un burgués y cenar como un mendigo” ha demostrado ser de una gran sabiduría, ya que los expertos en salud recomiendan que el desayuno sea la comida más importante del día. También se aconseja cenar liviano para dormir mejor y evitar el exceso de peso.
Pero hoy parece que el refrán debería ser poco menos que “desayunar, almorzar y cenar como un mendigo”, ya que un estudio reciente demostró que comer poco ayuda a retrasar el envejecimiento. 
El trabajo fue presentado en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencias que tuvo lugar en noviembre en Washington DC. Proclama que una dieta baja en calorías - en especial si es baja en carbohidratos - puede ayudar a frenar el envejecimiento y las fallas de memoria al regular el comportamiento de miles de genes.
El equipo de investigadores analizó los efectos de una dieta reducida en calorías en 900 genes distintos vinculados con el proceso de envejecimiento y la formación de la memoria en el cerebro. Para el estudio se utilizaron hembras de roedores, ya que éstas, al igual que los humanos, son más propensas que los machos a contraer demencia.
Los animales fueron alimentados con pellets con un 30% menos de calorías que los de los otros ratones. Al cabo de un tiempo se controlaron las diferentes expresiones genéticas experimentadas en el hipocampo de los roedores. Esta es primera zona del cerebro que se ve afectada con la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
El investigador Stephen Ginsberg, neurocientifico de la Universidad de Nueva York y el Instituto de Investigación Psiquiátrica Nathan S. Kline, explicó que el estudio demuestra que la restricción de calorías incide en los genes involucrados con el envejecimiento.
Y se puede observar como algunos de ellos determinaron el comportamiento de los ratones a medida que envejecían, tal como ocurre en otros mamíferos y también en los humanos.
Pero el experto aclaró que los estudios no indican que la restricción de calorías puede detener el proceso de envejecimiento, pero sí demuestra que la dieta puede jugar un rol definitivo al retrasar los efectos del envejecimiento y enfermedades relacionadas con la edad.
