En el estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology, los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética de alta resolución para escanear el cerebro de 50 personas que habían mediado por años y 50 que no lo hicieron. El grupo de los participantes que meditaban estaba formado por 28 hombres y 22 mujeres de entre 24 y 77 años de edad que la habían practicado entre 4 y 46 años, con una media de 20 años.
Si bien, ambos grupos mostraron una pérdida de materia gris a medida que envejecían, también se descubrió que el volumen de la materia gris del cerebro de las personas que meditaban no disminuyo tanto en comparación con quienes no la realizaban.
"Esperábamos más bien pequeños y distintos efectos localizados en algunas de las regiones que habían sido previamente asociados con la meditación", dijo la Dra. Florian Kurth, coautor del estudio en información difundida por la institución académica. "En su lugar, lo que en realidad observamos fue un efecto generalizado de la meditación que abarcaba todas las regiones a través del cerebro”, destacó.
Si bien, los investigadores reconocen que no se puede establecer una conexión directa entre la meditación y la preservación de la materia gris en el cerebro, toda vez que existen otros factores que pueden entrar en juego, incluyendo el estilo de vida, los rasgos de personalidad y las diferencias genéticas, aseguran que los resultados son prometedores".
"Esperemos que estimulen otros estudios que exploren el potencial de la meditación para conservar mejor nuestros cerebro y mentes envejecidas. La acumulación de pruebas científicas de que la meditación tiene capacidad de alterar el cerebro en última instancia podrían permitir una traducción efectiva de la investigación a la práctica, no sólo para conseguir un envejecimiento saludable, sino también para combatir el envejecimiento patológico", dijo por su parte la Dra. Eileen Luders, autora principal del trabajo.
Más sobre la meditación
Natural Standard, empresa de investigación internacional sobre medicina alternativa refiere que hay evidencia científica sólida que indica que la meditación puede ayudar a reducir los efectos del estrés en personas saludables.
La meditación en sus diversas formas se ha practicado desde hace miles de años por todo el mundo, con variadas técnicas espirituales que se originan en las prácticas filosóficas y religiosas del Oriente. En los tiempos modernos, se utilizan numerosos tipos de meditación, muchos de ellos por fuera de sus contextos religiosos y culturales originales.
Generalmente, la meditación se practica en un ambiente silencioso, en posición confortable. Las sesiones varían en duración y número de ocasiones en que se practica cada día. Se recomienda que se medite a la misma hora, cada día.
La meditación de respiración consiste en enfocarse en el proceso de inhalación y exhalación. Los ejercicios de respiración profunda que se enseñan en las clases prenatales son una variación de este tipo de meditación; contar mientras se respira puede ofrecer un foco meditativo.
Se han formulado numerosas teorías sobre los mecanismos de acción y potenciales efectos benéficos de la meditación. Se ha sugerido que reduce la actividad del sistema nervioso simpático, el cual es responsable de la respuesta "defensa o huida," lo que lleva a un ritmo cardiaco menor, disminución de la presión arterial, respiración lenta y relajación muscular.
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