El tracto gastrointestinal es hogar de un gran número de microbios, que a través de diversos mecanismos ayudan a evitar infecciones, procesar nutrientes y producir vitaminas.
El consumo de antibióticos, una dieta que no sea equilibrada y otros factores dañan el equilibrio de estas bacterias, causando enfermedades.
Recientemente ha surgido un gran interés en los probióticos, que son microorganismos que proporcionan beneficios a la salud. Estas bacterias benéficas ingresan a nuestro organismo todos los días por sí solas.
Si estas bacterias son benéficas, consumirlas como suplemento puede mejorar la salud, ¿o no?
En la actualidad muchos ensayos clínicos tratan de identificar qué probióticos pueden disminuir los síntomas de algunas enfermedades como alergias, el estreñimiento, el síndrome de intestino irritable y la diarrea infecciosa.
Se ha demostrado que pueden prevenir una infección muy seria del colon causada por una bacteria llamada Clostridium difficile, que puede aparecer después de utilizar antibióticos.
Estos estudios se han realizado con tipos muy especiales de bacterias, a dosis muy específicas y en un ambiente controlado.
Pero en el mercado existen muchos probióticos que aseguran mejorar nuestra salud, pero no están regulados por la Food and Drug Administration.
Las compañías ni siquiera deben demostrar que los ingredientes de la etiqueta son los mismos que incluye el producto.
Aunque estas bacterias benéficas han demostrado que son útiles para tratar algunas infecciones no se recomiendan como único tratamiento.
Se están realizando muchas investigaciones y es muy probable que las recomendaciones actuales para ciertos probióticos cambien.
Consumir probióticos no tendrá ningún impacto benéfico en la salud de la mayoría de las personas y si pudiera causar daño, especialmente en personas con defensas bajas.
Por este motivo no se recomienda el consumo de estos productos, a menos que un médico los haya recetado para alguna condición específica y en cantidades adecuadas.