El color negro “adelgaza” y los colores claros, hacen que la figura sea más rotunda. Ese parece haber sido el argumento utilizado por la periodista Elisabetta Piqué, amiga personal del Jorge Bergoglio y corresponsal en el Vaticano, cuando quiso justificar la silueta del pontífice. “Está vestido de blanco”, explicó la mujer. Pero agregó que come bien tres veces por día en Santa Marta, cuando antes, siendo arzobispo, vivía en la Curia y "tal vez se cocinaba algo y nada más”, sugiere Piqué.
Entre rumores y comentarios, lo cierto es que los médicos del Papa están preocupados por su dieta y su vida sedentaria, que le causaron una evidente suba de peso desde que asumió su función en marzo de 2013.
Según ANSA, los profesionales señalan que su estilo de vida y sus hábitos de alimentación tendrían que cambiar para perder algunas libras. La suba de peso incide negativamente sobre su ciática, una molestia que afecta al Papa desde hace tiempo.
Los médicos insisten al "indisciplinado" Bergoglio, como él mismo se define, para que camine más durante el día. Y sugieren que debería hacer un paseo cotidiano, altamente recomendable a su edad, tal como lo hace Benedicto XVI. Según reveló una fuente de HolaDoctor, al Papa le gusta caminar por la calle, algo que hacía a menudo cuando era cardenal. Dada su notoriedad, es algo que ya no puede hacer y sin duda debe extrañar.
Los médicos le piden que se mueva más para poder bajar de peso y aliviar sus problemas de ciática. Pero la cuestión es que le encantan los spaghettis, que pretende comer a diario, cuando en realidad los tiene permitidos solo dos veces por semana. La fuente amiga de HolaDoctor comentó que en un almuerzo privado, Bergoglio comió varias empanadas de carne, asado, y unos cuantos chocolates de Corso, una tradicional bombonería de Buenos Aires, que al parecer son su debilidad.
La salud del Papa es motivo de preocupación, en especial después de una declaración que hizo algunas semanas, que despertó la alarma. Francisco afirmó; "tengo la sensación que mi pontificado va a ser breve. Cuatro o cinco años. No sé, o dos, tres. Bueno, dos ya pasaron. Es como una sensación un poco vaga. Tengo la sensación que Dios me puso aquí para una cosa breve, nada más...pero es una sensación. Por eso tengo siempre la posibilidad abierta ¿no?”
Estas frases fueron pronunciadas por Jorge Bergoglio a mediados de marzo, en una entrevista para la televisión mexicana Televisa concedida a raíz del nuevo aniversario de su pontificado. Muchos se preguntaron por qué Francisco habla así, y temen por su salud.
De todos modos, está lleno de compromisos y tiene ritmos frenéticos que atiende con bastante normalidad. El pontífice tiene 78 años y aunque tiene un solo pulmón, parece estar bastante saludable. Solo le falta hacerle un poco más de caso a sus médicos, caminar a diario y “aflojar con las pastas”. ¿Comerá “cabellos de ángel”?