Cuando una mujer está decidida a hacerse una cirugía estética para aumentar su busto, una de las dudas más frecuentes es cuánto agregarse y cómo se sentirá con el resultado. Para despejar la incógnita, los médicos tienen prótesis con diferente volumen para que sus pacientes se prueben dentro de la ropa interior.
Pero este recurso no es tan impactante como ver “en carne propia” cómo quedarían los pechos luego de la cirugía real. Para cumplir el sueño de muchas, Norman Rowe, un cirujano plástico de Nueva York, ideó lo que él llamó “Instabreast” o pechos instantáneos. Los mismos se logran inyectando solución salina en el tejido mamario, hasta lograr el volumen deseado.
El procedimiento se realiza en el consultorio en forma ambulatoria, y comienza cuando el profesional aplica anestesia alrededor del pezón. Allí inyecta 17 onzas lìquidas (500 ml) de solución salina en el tejido mamario, dando a la aguja diferentes ángulos para que el líquido recorra varios direcciones. A los 15 o 20 minutos, la paciente puede dejar el consultorio con el escote de sus sueños.
El efecto de estos pechos instantáneos es efímero como el vestido de fiesta de Cenicienta. A las 12 de la noche, la joven volverá a estar vestida con harapos. Y 24 horas después de las inyecciones, la paciente volverá a tener los pechos pequeños.
Este procedimiento fue ideado como una especie de “test drive”: cuando una persona quiere comprar un auto, le facilitan el modelo deseado para poder probarlo. En el caso de la cirugía estética de mamas, la prueba se haría con estas inyecciones de efecto temporal. También se podría usar como recurso para verse impactante en una fiesta… solo por esa vez.
Para lograr un efecto más duradero, el doctor Rowe está buscando una sustancia para combinar con la solución salina y así lograr un efecto de tres semanas. Por ahora solo adelantó que la sustancia ya se utiliza para otros fines en el campo de la medicina.
Mientras tanto solo existe este tratamiento temporal, cuyo costo es de $2,500 dólares. El de larga duración será algo más económico y estará disponible en menos de dos años. En la actualidad Rowe está en tratativas con la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) para conseguir la autorización del nuevo tratamiento.
Y hasta que llegue el nuevo producto, Rowe sugiere que no solo es ideal para mujeres: también puede aplicarse en un hombre que quiera ver sus pectorales más desarrollados ¡o tener las pantorrillas de un superhéroe!
El doctor Sergio Korzin, cirujano plástico argentino especialista en mamas, aconseja que esta práctica se realice siempre en un consultorio, para asegurarse la ausencia de gérmenes. Y advierte que la zona tratada empieza a perder volumen a partir de las 12 horas, y esto puede ocurrir en forma despareja ya que la irrigación no es igual en todas las zonas. También pueden producirse pequeños hematomas si la aguja llegara a atravesar alguna venita, tal como ocurre cuando se hacen aplicaciones de Bótox en el rostro.
En Europa, la compañía de origen suizo Q-Med promovió el uso de Macrolane, un producto a base de ácido hialurónico, para el aumento temporal del volumen mamario. Se trata de un gel biodegradable que se inyecta en el tejido, y aumenta el volumen de los senos durante un máximo de 12 meses.
Pero el procedimiento fue discontinuado por decisión de la empresa, ya que el producto creaba zonas borrosas en las mamografías, que impedían hacer un análisis correcto en busca de tumores mamarios. Y al darle a la piel de los pechos una firmeza adicional, era un obstáculo para identificar durezas y bultos durante el examen manual.