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¿Por qué sigues gorda si ya no estás embarazada?

Después de cada uno de sus tres embarazos, Torrie Creamer, una mujer de Norfolk, Virginia, fue sumando peso, y llegó a acumular 322 libras (146 kg). Cierto día en un juego de pelota pasó un mal momento cuando notó que un grupo de mujeres se mofaba de ella. Y todo estalló cuando su hijo de 6 años le preguntó por qué seguía siendo gorda… si ya no estaba embarazada.

Torrie decidió que había llegado el momento de cambiar, y aprovechó una promoción que por 25 dólares, ofrecía cuatro semanas de entrenamiento en un boot camp para mujeres. Recuerda que sus primeras semanas fueron muy duras, “siempre era la última cuando corríamos, o la única que caminaba cuando el resto corría. No podía hacer push ups ni terminar la rutina sin sentir que estaba a punto de morirme o al menos, de vomitar”, recuerda.

¿Por qué sigues gorda si ya no estás embarazada?
Facebook Torie Creamer | Foto:

En el boot camp “Body by Ken”, el entrenador Ken Williams le propuso caminar por la playa como primer trabajo físico. Justo pasaba corriendo un grupo de mujeres y la invitaron a unirse, pero se cayó y tuvieron que ayudarla a levantarse entre “tres entrenadores hombres”,  recuerda avergonzada Torrie. Ese día se fue llorando de la clase, pero al día siguiente volvió y nunca faltó durante las cuatro semanas, donde pudo perder 15 libras (6,8 kg).

Cuando terminó el programa, le avisó a Ken que no podría seguir porque se había quedado sin trabajo y no contaba con un ingreso fijo. Pero alguien del grupo la llamó para contarle que habían hecho una colecta para pagar su entrenamiento.

Asistió durante otras 12 semanas, y cada vez le resultaba más fácil completar el entrenamiento. Pidió ayuda a Williams para evitar el estancamiento y seguir bajando, y cambió su forma de alimentación. Dejó el bowl de helado que comía cada noche, y también los fritos y los dulces, e incorporó seis pequeñas comidas al día; que se sirve controlando las porciones en platos más pequeños, del tamaño de los de postre. 

Hoy relata que puede jugar con sus hijos sin sentirse exhausta, y se siente feliz y positiva como nunca antes. Está muy agradecida por el apoyo de su esposo Jason y sus tres hijos Gabriel, Jordan y Kameron. Esta última es la menor de sus hijos, y según dice el entrenador Ken Williams, Kameron es una “niña boot camp”, ya que siempre acompaña a su madre y hasta intenta hacer los push ups con el resto de la clase.

Torrie se convirtió en una especie de embajadora del camp, ya que ha llevado a varias mujeres para que puedan bajar de peso como ella. Quiere dar un abrazo a todas las mujeres gordas que sufren como ella en su momento. Siente que esa es su verdadera misión: tuvo que tocar fondo para poder salir, y hoy puede ayudar a otros, diciéndoles “si yo pude, tú también lo lograrás”.

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