Los resultados publicados en la revista The Lancet Global Health, refiere que los patrones alimenticios varían ampliamente según el ingreso nacional. Si bien, los países de altos ingresos en general tienen mayor acceso a dietas basadas en alimentos saludables, su alimentación es más pobre debido a un mayor consumo de productos “chatarra”, en comparación con los países de bajos ingresos.
Así, la lista de los países con las dietas más saludables del mundo la encabeza el Chad (un país ubicado en África central) seguido por Sierra Leona y Mali (ambos en África occidental) y las naciones del Mediterráneo (por ejemplo, Turquía y Grecia). Por el contrario, los países que tienen las dietas menos saludables son algunos de Europa Central y las repúblicas de la antigua Unión Soviética (por ejemplo, Uzbekistán, Turkmenistán y Kirguistán).
De acuerdo al informe, las personas que viven en algunas de las regiones más ricas del mundo, como EE.UU., Canadá y Australia, serían las que tienen las dietas más pobres en cuanto a calidad de nutrientes. Además, el estudio financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates mostró que, en general, las personas mayores y las mujeres siguen mejores dietas, con alimentos más saludables.
"Para el 2020, las proyecciones indican que las enfermedades no contagiosas representarán el 75% de todas las muertes. Mejorar la dieta tendría un papel crucial en la reducción de esta carga", afirmó Fumiaki Imamura, autor principal del estudio.
"Nuestros resultados tienen implicaciones para los gobiernos y organismos internacionales en todo el mundo. Estas tendencias indican la necesidad de comprender las diferentes causas que llevan a esta situación, como las prácticas de la industria agrícola y alimentaria, así como la política sanitaria. Las acciones políticas son esenciales para ayudar a las personas a lograr una dieta óptima, controlar la epidemia de obesidad y reducir las enfermedades no transmisibles en todas las regiones del mundo”, añadió.
Más frutas y verduras
La OMS calcula que cada año podrían salvarse 1.7 millones de vidas si se aumentara lo suficiente el consumo de frutas y verduras, y recomienda como objetivo poblacional la ingesta de un mínimo de 400 g diarios de frutas y verduras (excluidas las patatas y otros tubérculos feculentos) para prevenir enfermedades crónicas como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad, así como para prevenir y mitigar varias carencias de micronutrientes, sobre todo en los países menos desarrollados.
De acuerdo con el organismo, la ingesta insuficiente de frutas y verduras es uno de los 10 factores de riesgo principales que contribuyen a la mortalidad atribuible. Se calcula que la ingesta insuficiente de frutas y verduras causa en todo el mundo aproximadamente un 19% de los cánceres gastrointestinales, un 31% de las cardiopatías isquémicas y un 11% de los accidentes vasculares cerebrales. Aproximadamente un 85% de la carga mundial de morbilidad atribuible al escaso consumo de frutas y verduras se debió a las enfermedades cardiovasculares, y un 15% al cáncer.
El consumo actual estimado de frutas y verduras es muy variable en todo el mundo, oscilando entre 100 g/día en los países menos desarrollados y aproximadamente 450 g/día en Europa Occidental.
Una revisión internacional de alto nivel sobre el consumo de frutas y verduras y el riesgo de cáncer coordinada por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), concluyó que el consumo de frutas y verduras puede reducir el riesgo de cáncer, y en particular de cánceres gastrointestinales. Calcula que la fracción prevenible de cánceres debidos a una ingesta insuficiente de frutas y verduras oscila en todo el mundo entre el 5% y el 12%, y entre el 20% y el 30% en el caso de los cánceres gastrointestinales.
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