El sobrepeso y la obesidad se relacionan de inmediato con torres de papas fritas y hamburguesas, enormes pizzas llenas de salsa y queso y donas decoradas con cobertura de azúcar o chocolate. Pero según un estudio reciente, la verdadera culpable, la villana de la película, sería la inactividad. En Estados Unidos, el estilo de vida sedentario parece ser la principal causa de la creciente epidemia de obesidad.
Este hallazgo surge de una investigación realizada en la Universidad de Stanford, que cotejó datos obtenidos durante 22 años a través de las encuestas del Programa Nacional de Salud y Nutrición (NHANES). Se observó que si bien en los últimos años se mantuvo el porcentaje de ingesta de calorías, subió mucho el índice de masa corporal (IMC). La causa se podría atribuir a que disminuyó considerablemente el tiempo dedicado a la actividad física. A raíz de estos datos, los investigadores suponen que esta merma en las horas dedicadas al ejercicio, en especial entre los jóvenes, puede ser la responsable de la creciente tendencia a la obesidad.
Según surgen de las encuestas, el número de mujeres adultas estadounidenses que reportaron no hacer actividad física saltó del 19.1 % en 1994 a 51.7 % en 2010. En el caso de los hombres, la cifra pasó del 11.4 % en 1994 a 43.5 % en 2010.
El doctor Uri Ladabaum, uno de los autores del estudio que fue publicado recientemente en el Journal Americano de Medicina, observó que también aumentó el porcentaje de grasa abdominal, tanto en mujeres con peso normal como en hombres y mujeres con sobrepeso. Este dato es preocupante ya que se sabe que una cintura más grande tiene riesgos comprobados para la salud, independientemente de que el IMC se encuentre dentro de parámetros que indican un peso normal.
Entre los datos evaluados en las encuestas del NHANES se consideró el porcentaje de obesidad, obesidad abdominal, actividad física realizada e ingesta calórica. En este tiempo, el índice de masa corporal tuvo una suba generalizada en todas las edades y razas, aunque las mujeres jóvenes de entre 18 y 39 años fueron quienes tuvieron aumentos más significativos.
Para evaluar la cantidad de actividad física realizada se observó si se hacía poca, mucha o moderada según el “ideal” aconsejado por las entidades gubernamentales: 30 minutos de ejercicio moderado 5 o mas veces por semana o 75 minutos con intensidad vigorosa una vez por semana, o 150 minutos semanales de actividad física que combine intensidad moderada y vigorosa.
Se podría atribuir este cambio al mayor uso de Internet, computadoras, teléfonos móviles y video juegos, que transformaron sustancialmente los hábitos de la población durante su tiempo libre. Un análisis efectuado en 2012 por el Departamento de Estadísticas de EE.UU. reveló que la población tiene 5 a 6 horas diarias semanales y 6 a 7 en el fin de semana que se dedican a momentos de esparcimiento, y se utilizan principalmente para ver televisión, a razón de unas 4 horas al día. Y a medida que disminuye el nivel de ingresos y de instrucción, mayor es la cantidad de horas que se pasan frente al televisor.
Un informe que trata sobre la prevención de la obesidad elaborado por el Instituto de Medicina aconseja abordar el tema de la obesidad a todo nivel, tanto individual y familiar como entre la comunidad y la sociedad. Y sugiere tomar a la actividad física como una rutina ineludible, que sea parte de la vida diaria, y crear un entorno donde se facilite el acceso a comidas y bebidas más saludables.
Se estima que para 2030, la mitad de los estadounidenses serán obesos, con el consiguiente detrimento del presupuesto de salud, ya que una persona obesa le cuesta al sistema un 42 % más que una persona con peso normal. Pero más allá del impacto económico, tiene consecuencias que pueden llegar a ser graves, ya que está en juego la propia vida.
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