El porno ahora es real y feminista

Unos 25 años atrás las películas pornográficas mostraban hombres super voluminosos, aceitados, con penes sobredimensionados y siempre erectos teniendo relaciones sexuales con mujeres voluminosas, de uñas postizas, cabello teñido, totalmente depiladas y grandes pechos de siliconas. La mujer estaba al servicio del hombre y el único orgasmo que se mostraba en cámara era el masculino. Todo esto ahora ha cambiado.

Lo que más llama la atención es el cambio del rol de la mujer en las películas llamadas XXX, que pasó de ser objeto a ser sujeto de deseo también. Estas se han vuelto mucho más reales, no tienen tantas cirugías, dicen lo que las excita y hasta tienen orgasmos frente a la cámara, es decir, representan algo de lo que se viene hablando: que la mujer ha tomado un papel protagónico y se anima a decir lo que quiere para lograr satisfacer sus deseos.

"A las mujeres les gusta las historias y las fantasías, pero los hombres son más visuales", dice la terapista sexual estadounidense conocida como "Dr. Ruth" Whestheimer. Es por eso que hay cineastas como la sueca Erika Lust que ahora hablan del "Porno para mujeres" y realizan películas donde se pueden ver a hombres y mujeres experimentando y divirtiéndose naturalmente...se trata de gente real viviendo situaciones reales", dijo en una conferencia.

Este tipo de porno más real y "rosa" fue en un comienzo criticado. Pero el éxito fulminante de la trilogía de la literatura erótica de "50 sombras de Grey" y ahora la película, hablan de un nicho a explorar. La película ha generado situaciones como la detención de una mujer en un cine de México por masturbarse durante el filme hasta la trágica noticia de que una joven murió al intentar imitar una escena.

El nuevo porno incluye situaciones reales y se basa en gran parte en las fantasías que la gente ha expresado. Por ejemplo, la directora sueca tiene una trilogía de películas eróticas que se pueden ver por Internet en las que filmó las fantasías que le iba mandando la gente como una mujer que tiene sexo en la playa con un surfer o una pareja en el cine pero siempre con cuerpos reales, con marcas, depilaciones normales y penes tamaño promedio.

Si la pareja utiliza a las películas pornográficas como un estímulo y una forma de excitación, ya sea por las fantasías que despierta en mujeres o por lo que les provoca a los hombres sólo con mirar dos mujeres juntas o el sexo explícito, todo está perectamente bien, dice Dr Ruth. Sin embargo, hay límites: la violencia y los niños son límites para mi. "A mi personalmente no me gusta ver escenas de sado-masoquismo", agregó.

"Si la pareja queda de alguna forma trabada y queda atrapada en el hecho de ver pornografía y por ejemplo el hombre no logra tener una erección sino mira este tipo de películas, entonces ahí si hay un problema y puede afectar la relación", explica la sexóloga. El problema no es disfrutar de la pornografía como un condimento sino que se vuelva el único medio de excitación de la pareja, o de uno de sus miembros.

Hay estudios que así lo indican, como el de la revista Scientific American, en la que se asegura que el consumo de pornografía podría servir para reducir las tasas de violación y agresión sexual e incluso tener algunos beneficios sociales. Al parecer sería una forma de canalizar esas tendencias.

Los expertos creen que este efecto "positivo" de la pornografía se debe a que ésta funcionaría como una válvula de escape a los deseos sexuales de quienes la consumen, por lo que, una vez satisfechos, son menos propensos a cometer actos de violencia sexual. Sin embargo, existe una controversia con este tema, porque también hay estudios que aseguran que los hombres que consumen pornografía, contratan prostitutas y tienden a la promiscuidad.

El sitio Pornhub en el que sólo en el 2014 se vieron 78 mil millones de videos porno a través de él, ha realizado una encuesta mundial y asegura que Brasil seguido por Argentina son los países donde el mayor número de mujeres ven pornografía online. Lo cierto es que la industria ha dado un giro y echa por tierra la idea de que las mujeres sólo quieren sexo romántico y correcto.