Cómo conservar las frutas por más tiempo

Larga vida a tus frutas

A veces queremos utilizar alguna fruta que tenemos en el refrigerador ¡y comprobamos que tiene manchas dudosas! También puede ocurrir que ya están demasiado blandas o directamente en mal estado. Pero hay secretos para alargar la vida útil de estos alimentos, y así evitar el desperdicio y la falta de variedad en tu menú ¡que pueden hacerte boicotear la dieta!
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Temperatura ideal

El refrigerador debe tener una temperatura estable de entre 38 y 41ºF (3,5 y 5ºC), para asegurarse de que las frutas se conserven en un óptimo estado de frescura, pero sin llegar a congelarse.
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Unas maduran a otras

No conviene poner juntas a todas las frutas y verduras, ya que algunas aceleran la maduración de las que las rodean. Esto ocurre con las variedades “climatéricas” que siguen madurando una vez arrancadas de la planta, y en este proceso emiten gas etileno, que acelera la maduración. Las no climatéricas, en cambio, sólo maduran mientras están en la planta.
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Mejor solas, que "mal" acompañadas

Las variedades "climatéricas" son las manzanas, peras, melocotones o duraznos, albaricoques o damascos, ciruelas, kiwis, papayas, bananas, higos, mangos, aguacates, arándanos, tomates y melones. El kiwi, el aguacate y la banana son especialmente sensibles al gas etileno. En cambio el ananá o piña, uvas, cerezas, cítricos, frambuesas, pimientos, pepinos, fresas o frutillas, no siguen madurando fuera de la planta ni liberan gas alguno.

1. Arándanos y uvas

Los arándanos conviene conservarlos en el refrigerador en la caja donde se suelen vender, o en una bolsa de plástico microperforada. Las uvas las puedes guardar en este mismo tipo de bolsa, tomando la precaución de no lavarlas hasta el momento de comerlas.

2. Caquis, melocotones, ciruelas y albaricoques

Si están maduros, guárdalos en la nevera, al igual que las frutas con hueso como los melocotones (o duraznos), ciruelas y albaricoques (o damascos). No es necesario que los guardes dentro de una bolsa.
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Las mejores bolsas

Son de plástico microperforado, que permite una buena ventilación, lo cual evita la condensación y el exceso de humedad. Puedes "fabricarlas" perforando las bolsas comunes varias veces con una aguja gruesa.

3. Granadas, higos, mangos y peras

Se conservan en el refrigerador, y no hace falta que los guardes dentro de una bolsa microperforada. En lo posible, manténlos lejos de las frutas que despiden gas etileno como la banana y la manzana, para evitar que se sigan madurando.
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4. Fresas, fresones y kiwis

Las fresas y fresones frescos se pudren muy rápidamente, así que conviene guardarlos en la parte más fría del refrigerador, cubiertos con film transparente. Y no los laves hasta que las vayas a comer. Los kiwis consérvalos en el refrigerador lejos de las otras frutas, ya que se maduran rápidamente con el gas etileno que despiden algunas. No hace falta guardarlos embolsados.
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Cuidado con el calor

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aconseja que después de comprar frutas, no las dejes dentro del auto por más de 2 horas (o una si es un día caluroso). Esto evita que queden expuestas a un calor innecesario, ya que se pueden echar a perder antes de tiempo. Una vez en casa, guardar a baja temperatura aquéllas que lo requieran.

5. Cìtricos

Los limones, limas, naranjas, mandarinas y toronjas se conservan mejor en un lugar fresco y seco, lejos de otras frutas para que no absorban olores. Conviene lavarlos antes de pelar para consumir. Una vez cortados, se conservan en un envase cerrado en el refrigerador.
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6. Melones y plátanos

Los primeros se conservan mejor fuera del refrigerador, en un lugar fresco y seco, lejos de otras frutas. Una vez que lo hayas cortado sí se guarda en el frío, envuelto con un film transparente en contacto con la fruta, para que no se reseque. Los plátanos se conservan a temperatura ambiente sin embolsar, ya que dentro del refrigerador se ponen marrones mucho antes.
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7. Sandía

Una vez cortada conviene conservarla en el refrigerador en un contenedor cerrado, para que no absorba el olor de otros alimentos. El frío puede causar que la corteza se raje, pierda el aroma y sabor o que la contextura se vuelva grumosa. Se la puede conservar un máximo de 7 días antes de que empiece a perder el sabor y echarse a perder.
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