Luego que a finales de agosto de 2014 la cantante mexicana Ximena Sariñana dio a entender que vivía con Síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista que se caracteriza por llegar a presentar dificultad para interactuar socialmente, ha salido a desmentir esta información.
En una entrevista que concedió al diario El Universal comentó: “Nunca acostumbro hablar de mi vida, las declaraciones siempre se salen de contexto, de pequeña yo era muy introvertida y por eso una tía que era psicóloga le dijo a mis padres que tenía características de una persona con Asperger, pero nunca lo padecí, quien escribió esa nota mal interpretó lo que dije”.
Cabe recordar que durante su asistencia al festival del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, la artista dijo en conferencia de prensa que en efecto, su tía la había diagnosticado con este problema. “Hay diferentes niveles de Asperger y el mío obviamente es bastante funcional”, expresó en aquella ocasión.
Incluso, ella tomó como referencia a uno de sus familiares al hablar sobre este trastorno. “Todos tenemos algo de déficit de atención y lo que en realidad sucede es que todos somos distintos y aprendemos de maneras distintas”, agregó.
No obstante, independientemente de si tiene o no esta enfermedad, lo que es un hecho es que aproximadamente dos de cada 100,000 niños presentan el Síndrome de Asperger, de los cuales, los varones tienen tres o cuatro veces más de probabilidades que las niñas de desarrollarlo.
Algunos de los síntomas de este problema incluyen que los niños se tornan muy concentrados u obsesionados con un solo objeto o tema, ignorando todo lo demás.
Por ejemplo, pueden presentar muchos hechos acerca de un asunto de su interés, pero parecerá que no hay ningún punto o conclusión. Con frecuencia no reconocen que la otra persona ha perdido interés en el tema y las áreas de interés puede llegar a ser bastante limitadas, como una obsesión con los horarios de los trenes, directorios telefónicos, una aspiradora o colecciones de objetos.
Cabe mencionar que las personas con este síndrome no se aíslan del mundo de la manera en que lo hacen las personas con un trastorno autista. Con frecuencia se acercarán a otras personas, no obstante, sus problemas con el habla y el lenguaje en un escenario social a menudo lo llevarán al aislamiento.
Acerca del tratamiento, no hay uno en especial que sea el mejor para todos los pacientes. Existen programas diseñados para niños con esta condición que les enseñan habilidades basándose en una serie de pasos simples y empleando actividades altamente estructurales. Dichas tareas o puntos importantes se repiten con el tiempo para reforzar ciertos comportamientos.
Los tipos de programas pueden abarcar terapia cognitiva o psicoterapia para ayudar a manejar las emociones, comportamientos repetitivos y obsesiones; capacitación de los padres; fisioterapia y terapia ocupacional, entrenamiento en contactos sociales, así como logopedia y terapia del lenguaje.
Muchos adultos con este síndrome se desempeñan con éxito en trabajos tradicionales y pueden llevar una vida independiente si tienen el tipo de apoyo apropiado disponible.
Con información del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares y de la Biblioteca Nacional de Medicina.
