Williams dio vida a dos grandes médicos

Robin Williams dio vida en la pantalla grande a dos grandes médicos que, en diferentes campos científicos y con estrategias poco ortodoxas, cambiaron la vida de miles de pacientes. 

En “Awakenings”, que se estrenó en 1990, Williams encarnó al doctor Malcolm Sayer, nombre de ficción del neurólogo británico Oliver Sacks, quien en 1969 descubrió los beneficios de una nueva droga, la L-Dopa, para tratar a pacientes con encefalitis letárgica, una enfermedad con una historia digna de contar.

Williams dio vida a dos grandes médicos
Getty Images | Foto: GETTY IMAGES

Entre 1917 y 1925 se desató una epidemia de encefalitis letárgica, que afectó a miles de pacientes en distintas partes del mundo. Era una infección que afectaba el cerebro y que provocó que los pacientes entraran en un estado catatónico y literalmente parecieran estatuas, sin poder hablar y sin mostrar ningún signo de emoción.

Así, recluidos en hospitales o en habitaciones, permanecieron durante décadas, hasta que Sacks —el doctor Sayer en la ficción— llegó al Beth Abraham Hospital en el Bronx para tratarlos. Sacks estaba convencido que las personas dentro de esa especie de crisálidas que eran sus cuerpos estaban vivas, latentes. Y comenzó a administrarles esta droga experimental que se usaba originalmente para tratar el Parkinson, y que los devolvió a la vida.

Roberto de Niro interpretó a Leonard Lowe en el filme, uno de los pacientes que se beneficiaron con la L-Dopa, que desafortunadamente tuvo un beneficio de corto alcance: su efecto duró apenas meses, tras los cuales los pacientes volvieron a sus sueños de estatuas.

Williams, en un rol nada cómico, captó, según dijo el mismo Dr. Sacks, el espíritu de lo que fue en aquellos años luchar contra la burocracia hospitalaria que se opuso a que se usara la L-Dopa. Aunque fue una droga de efecto reducido, permitió que estos pacientes "dormidos" disfrutaran de la vida por última vez.

Todos estos pacientes ya murieron. Y no ha vuelto a registrarse un brote de encefalitis letárgica desde entonces.

La risa, el mejor remedio

En "Patch Adams", estrenada en 1998, Williams personifica a un médico estadounidense muy particular, Hunter Doherty "Patch" Adams, quien sufrió durante su infancia y adolescencia de acoso escolar y depresión, y fundó en 1971 el Gesundheit! Institute (Gesundheit significa "buena salud" en alemán) con sede en West Virginia.

La organización que integra la medicina occidental con técnicas tradicionales como la homeopatía y la acupuntura, también congrega a una legión de payasos humanitarios, cuya misión es viajar a distintos países para curar con la risa.

Sonia Mey-Schmidt, oficial de comunicación de la Organización Panamericana de la Salud, con sede en Washington, DC, es uno de estos payasos que, en su tiempo libre, viaja a países de Latinoamérica, para simplemente dar alegría. Y así recuerda al comediante: "Williams representó a un médico humanitario con un corazón grandísimo, lleno de amor, alegría y compasión, y pudo transmitir el mensaje de Patch a través de la película. Me enteré de su muerte por mi hija, Katerina Verme, que sufre de depresión. Los padres, familiares y amigos de personas que sufren de depresión sabemos en carne propia lo que esta terrible e ignorada enfermedad conlleva así como el estigma".

"Mi mensaje a las personas que sufren de depresión, como mi hija, como la sufrió Robin Williams, es que hablen, busquen ayuda y confíen en alguien. La vida es preciada y siempre habrá alguien que te tome la mano, que camine a tu lado, que celebre tus triunfos y te apoye durante los tiempos difíciles y lo más importante, acude a un médico. La vida no tiene por qué ser oscura, existe ayuda, búscala y la encontrarás; decide ser feliz. Cómo dice mi hija “la luz está al final del túnel, sólo tienes que mirarla”, agrega Sonia en este emotivo testimonio.

El doctor Oliver Sacks tiene hoy 81 años y vive en Nueva York, en donde sigue trabajando. El doctor Hunter Adams tiene 69 años y vive en Arlington, Virginia.

Ambos han agradecido a Robin Williams por dar a conocer sus historias a través del cine, y por haber entendido el espíritu de sus trabajos pioneros.

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