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Los desiertos alimentarios siguen siendo tema de debate

Las políticas del gobierno estadounidense tienen en la mira a los vecindarios urbanos pobres, a los que califican de “desiertos alimentarios” porque en ellos faltan las frutas frescas y los vegetales. 

Sin embargo, dos nuevos estudios hallaron algo inesperado: estos barrios tienen mayor cantidad de tiendas y restaurantes de comidas rápidas que los más pudientes. Por lo que no debería existir una relación entre la obesidad en niños y adolescentes y el tipo de comida que se vende en su lugar de residencia. En un radio de un par de millas de cualquier vecindario urbano “se puede conseguir básicamente todo tipo de comida”, dijo Roland Sturm de la Corporación Rand, autor de uno de los estudios. 

Los desiertos alimentarios siguen siendo tema de debate

Puntos clave

Algunos expertos opinan que estos hallazgos suman intrigas sobre la efectividad de los esfuerzos por combatir la epidemia de la obesidad, que buscan incentivar el acceso a comidas saludables. Según recientes datos del gobierno, las campañas que promueven que los americanos deben hacer más ejercicio y elegir comida sana, no han servido para variar las tasas de obesidad en la última década.   

“Es fácil reclamar más almacenes” dijo Kelly Brownell, directora del Centro Rudd de Políticas Alimentarias y Obesidad de la Universidad de Yale, quien no participó en estos estudios. “Pero si se busca modificar la tasa de obesidad, que se ingiera comida sana probablemente sea sólo una expresión de deseo."

La lucha contra la obesidad es prioritaria para el actual gobierno de EU y la primera dama, Michelle Obama, dentro de su plan Let’s Move ("A moverse", su traducción al español) se ha propuesto terminar con los “desiertos alimentarios”ya que se cree que son una de las causas de obesidad. A fines de 2011, declaró en una entrevista que en muchos vecindarios, “la gente que quiere comprar una planta de lechuga, una ensalada o alguna fruta para el almuerzo de sus hijos, a veces tiene que tomar dos o tres autobuses o hasta pagar un taxi.” 

Sin embargo, la doctora Helen Lee, del Instituto de Políticas Públicas de California, revisó la ubicación de locales comerciales y algunos datos demográficos, y notó que en los barrios más pobres hay el doble de restaurantes de comida rápida y almacenes que en los barrios más pudientes. También hay más del triple de tiendas y casi el doble de supermercados y almacenes de gran escala. Su estudio fue dado a conocer recientemente en la publicación Ciencia Social y Medicina. 

Otro estudio del doctor Sturm, publicado recientemente en el Journal Americano de Medicina Preventiva, no encontró relación entre el tipo de comida ingerida por los estudiantes y su peso o el tipo de menú que podían adquirir cerca de sus casas. 

En otras palabras, vivir cerca del supermercado no genera más gente delgada, y vivir cerca de un local de comidas rápidas no produce más obesidad. El debate continúa y todavía no se tiene una respuesta concreta.

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