¿Los bebedores empedernidos de verdad pueden 'tolerar el alcohol'? Quizá no, muestra un estudio

LUNES, 19 de junio de 2023 (HealthDay News) -- Las personas que beben alcohol en exceso quizá piensen que pueden "tolerar el alcohol" mejor, pero la ciencia no los respalda.

Un nuevo estudio de la Universidad de Chicago encontró que las personas con un trastorno por consumo de alcohol de cualquier forma se emborrachaban tras beber un exceso de alcohol, aunque pensaran que tenían una mayor tolerancia.

¿Los bebedores empedernidos de verdad pueden 'tolerar el alcohol'? Quizá no, muestra un estudio

Aunque quizá puedan tolerar cierta cantidad de alcohol mejor que las personas que beben de forma ocasional o moderada, la realidad es más matizada, encontraron los investigadores.

"Muchos piensan que cuando los bebedores experimentados consumen alcohol toleran sus efectos embriagadores", señaló la autora sénior del estudio, Andrea King, profesora de psiquiatría y neurociencia conductual. "Lo respaldamos hasta cierto punto, pero con muchos matices. Cuando bebían alcohol en nuestro estudio, a una dosis similar que su patrón de consumo usual, observamos unas discapacidades significativas en las pruebas tanto de las motricidad fina como cognitivas, que fue incluso mayor que cuando una persona que bebe de forma ocasional consume una dosis de embriaguez".

En el estudio, King y su equipo trabajaron con tres grupos de adultos de veinte y tantos años con distintos patrones de consumo de alcohol.

Un grupo incluyó a personas que bebían de forma ocasional. El segundo grupo estuvo conformado por bebedores sociales empedernidos que se daban atracones de bebida varias veces al mes. El tercer grupo cumplía con los criterios de un trastorno por consumo de alcohol, en que los individuos se dan atracones de bebida al menos un tercio o más de los días de un mes típico.

Se dijo a los participantes que iban a recibir una bebida que contenía alcohol, un estimulante, un sedante o un placebo. La bebida alcohólica fue una bebida saborizada en agua con alcohol de 95º a un volumen del 16 por ciento basado en el peso corporal. Las mujeres recibieron una dosis que era del 85 por ciento que la administrada a los hombres, para ajustar por las diferencias sexuales en el metabolismo. Los participantes consumieron la bebida en un periodo de 15 minutos.

Cada participante recibió una prueba de alcoholemia, y completó dos tareas de rendimiento después de 30 minutos, y de nuevo 60, 120 y 180 minutos más tarde.

Tras consumir el equivalente a cuatro o cinco copas, los participantes con problemas de bebida mostraron menos discapacidad en las tareas de motricidad fina y pensamiento, en comparación con cualquiera de los grupos de bebedores sociales. La "dosis de embriaguez estándar" buscaba producir unas mediciones de alcoholemia de entre un 0.08 por ciento y un 0.09 por ciento, el umbral para la conducción bajo la influencia del alcohol.

Pero cuando esas personas consumían de siete a ocho copas, algo más parecido a sus hábitos usuales, y tenían unos niveles de alcoholemia de un 0.13 por ciento, mostraban más del doble de discapacidad mental y motora que cuando consumían la dosis de embriaguez estándar. Incluso tres horas más tarde, todavía no habían vuelto a su desempeño de referencia.

"Me sorprendió el nivel de discapacidad que este grupo tenía con la dosis más alta, porque aunque es un 50 por ciento más que la dosis inicial, observamos más del doble de discapacidad", comentó King.

En la tarea de motricidad fina, se pidió a los participantes que buscaran, rotaran e insertaran una varilla de metal con surcos en 25 agujeros colocados aleatoriamente en una placa de metal cuadrada de 4 pulgadas (10 centímetros). Se les puntuó según el tiempo que tardaban en rellenar los 25 agujeros.

Las habilidades de pensamiento se evaluaron en una prueba con lápiz y papel. Los participantes tenían 90 segundos para escribir los símbolos de un par de claves en una cuadrícula numerada. Se les puntuó según la cantidad de símbolos correctos que proveyeron.

También se pidió a los participantes que evaluaran su propia discapacidad a los 30 y a los 180 minutos.

Tanto las personas con un trastorno por consumo de alcohol como los bebedores sociales empedernidos reportaron que se sentían menos discapacitados que los bebedores ocasionales. Estos grupos sí mostraron menos discapacidad general en las pruebas de motricidad y mentales, pero a los 30 minutos, eran más o menos igual de lentos en la prueba de motricidad fina que los bebedores ocasionales.

Cada año, más de 140,000 personas mueren por el consumo excesivo de alcohol en Estados Unidos. Alrededor de un 30 por ciento de las muertes por el tráfico implican la embriaguez con alcohol, incluso con las reducciones en las muertes por la conducción bajo la influencia del alcohol.

"Es costoso para nuestra sociedad por muchos motivos, y por esto este estudio es tan importante para comprender más", enfatizó King.

La investigación formó parte del Proyecto de Consumo Social de Alcohol de Chicago, un estudio en curso que observa los efectos de las sustancias comunes en el estado de ánimo, el rendimiento y la conducta.

Los hallazgos se publicaron en la edición del 18 de junio de la revista Alcohol: Clinical and Experimental Research.

Más información

Los Institutos Nacionales de la Salud ofrecen más información sobre el trastorno por consumo de alcohol.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com


FUENTE: University of Chicago Medical Center, news release, June 18, 2023

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