La ketamina muestra potencial en un ensayo contra la depresión resistente al tratamiento

MARTES, 18 de julio de 2023 (HealthDay News) -- Un paciente del Dr. Dan Iosifescu tenía un historial de depresión, y durante varios años le había ido bien. Pero la enfermedad volvió con mucha fuerza.

"De verdad intentó mejorar con una serie de medicamentos distintos, y ninguno hizo nada. Si acaso, experimentaba muchos efectos secundarios", comentó Iosifescu, lo que hacía que "no pudiera participar en las rutinas normales de la vida, que se alejara más de su familia, que no pudiera realizar ni siquiera sus rutinas diarias".

La ketamina muestra potencial en un ensayo contra la depresión resistente al tratamiento

Entonces, administraron ketamina al paciente, y todo cambió.

"El tratamiento con la ketamina, durante un periodo de apenas unas semanas, fue dramático, en esencia una resolución de 180 grados de todos los síntomas en que la persona, como por milagro, en esencia volvió a su nivel anterior de funcionamiento y de estado de ánimo relativamente bueno", señaló Iosifescu, profesor de pediatría de la Facultad de Medicina de la NYU, en la ciudad de Nueva York.

La ketamina se ha examinado durante varios años como forma de tratar la depresión, una importante causa de discapacidad en todo el mundo. El fármaco es un anestésico "disociativo".

Un nuevo estudio llevado a cabo en Australia y Nueva Zelanda encontró que una versión de bajo costo de la ketamina ayudó a un 20 por ciento de los participantes con una depresión grave a alcanzar una remisión total de sus síntomas, mientras que un tercio experimentaron una mejora de al menos un 50 por ciento en sus síntomas. Como comparación, apenas un 2 por ciento del grupo de control alcanzaron una remisión total de sus síntomas. El ensayo es el mayor del mundo, hasta la fecha, que compara la ketamina genérica con un placebo para la depresión grave, apuntaron los investigadores.

En el estudio, los investigadores reclutaron a 179 personas con una depresión resistente al tratamiento, y notablemente incluyeron a los que habían recibido terapia electroconvulsiva (TEC), que en general se considera como un último recurso, con resultados infructuosos. Todos los participantes recibieron una inyección de ketamina o de un placebo dos veces por semana durante un mes. Ni los pacientes ni los investigadores que administraban el fármaco sabían qué recibían los pacientes. Los participantes también recibieron unas dosis flexibles.

"El estudio mostró que el ajuste individualizado de las dosis, basado en la respuesta clínica, fue muy importante para optimizar el beneficio de la ketamina", comentó la Dra. Colleen Loo, investigadora principal del estudio y profesora de psiquiatría de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia.

"En mi opinión, la ketamina es el tratamiento más efectivo que ha salido para la depresión en los últimos 80 años", enfatizó. "Un punto interesante es que los tratamientos efectivos para la depresión [la TEC, la ketamina, los medicamentos y también los psicodélicos] tienen efectos similares en el cerebro a nivel microscópico, al potenciar a las células cerebrales [neuronas] sanas y su capacidad de comunicarse entre sí, y a nivel macro en el cerebro, al cambiar la forma en que el cerebro funciona a nivel de los circuitos".

Iosifescu, que no participó en el estudio pero que fue citado en el mismo, dijo que la velocidad de la ketamina también hace que el método de tratamiento destaque.

"Uno de los problemas en el tratamiento de la depresión es que incluso cuando los antidepresivos tradicionales funcionan, tardan semanas o incluso meses antes de en realidad ofrecer el beneficio clínico", apuntó. "Y no se puede decir si algo va a ser útil o no hasta que se ha esperado de seis a ocho semanas para ver si hay una diferencia. Y con la ketamina, en realidad los efectos se observan mucho más rápido".

Pero aunque, en gran medida, el campo médico ya no cuestiona los beneficios de la ketamina para la depresión, todavía hay obstáculos para el fármaco.

Uno es que no todo el mundo puede beneficiarse de la ketamina, y el fármaco no resulta adecuado para algunas personas, sobre todo las que tienen trastornos psicóticos. Los efectos también desaparecen relativamente pronto, lo que hace que se necesite un tratamiento continuo e indefinido. Y el tratamiento continuo puede ser inaccesible en este momento, porque cada administración consume mucho tiempo y la mayoría de los tratamientos con ketamina son muy costosos. En Australia, donde se realizó el estudio, el aerosol nasal de ketamina S patentado cuesta alrededor de 800 dólares por dosis, y más o menos 300 dólares por la atención médica para garantizar que le experiencia sea segura.

En este estudio, los científicos utilizaron una ketamina genérica que cuesta incluso apenas 5 dólares, pero con el costo médico añadido, una sesión puede costar alrededor de 350 dólares en Australia.

En Estados Unidos, es poco probable que el seguro cubra el costo del tratamiento, porque la ketamina se receta "fuera de etiqueta", de forma que los costos pueden variar, pero en promedio son de varios cientos de dólares por infusión.

"La esperanza principal es que hubiera un compuesto similar que se pudiera administrar oralmente, por la boca, y que las personas pudieran tomar solas en casa", planteó Iosifescu. "Y aunque no tenga la misma efectividad al 100 por ciento, sería útil continuar con estos beneficios positivos iniciales que la ketamina ha logrado".

En su opinión, este es el próximo paso más importante. "Hay varias compañías que trabajan en moléculas parecidas a la ketamina que se administrarían por vía oral. El desarrollo de algunas está bastante avanzado", dijo Iosifescu, pero todavía hay que probar que son efectivas.

El estudio se publicó en la edición del 13 de julio de la revista British Journal of Psychiatry.

Más información

Harvard Health ofrece más información sobre la ketamina.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Dan Iosifescu, MD, professor, department of psychiatry, NYU Grossman School of Medicine, New York City; Colleen Loo, MBBS (Hons), FRANZCP, MD (Research Doctorate), professor, psychiatry, University of New South Wales and Black Dog Institute, Sydney, Australia; British Journal of Psychiatry, July 13, 2023

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