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¿Por qué es importante comer despacio?

Según los resultados de la investigación publicada en Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, la capacidad de controlar el consumo de energía del cuerpo humano puede verse afectada por la velocidad a la que comemos, de modo que tomar bocados pequeños, masticar lentamente y hacer pausas entre bocado y bocado elimina la sensación de hambre.

Para llegar a dicha conclusión los investigadores encabezados por la Dra. Meena Shah, profesora en el Departamento de Kinesiología de la Universidad reclutaron un grupo de individuos con un peso normal y otro con sobrepeso u obesidad para que realizaran dos comidas. Una la tenían que hacer despacio, imaginando que no tenían restricciones de tiempo, tomando pequeños bocados, masticando lentamente y haciendo pausas, dejando el cubierto entre bocado y bocado. La otra comida la tenían que hacer rápido, imaginando que tenían un tiempo limitado, tomando grandes bocados, masticando deprisa y sin hacer pausas ni dejar el cubierto en ningún momento.

¿Por qué es importante comer despacio?
| Foto: SHUTTERSTOCK

Puntos clave

  • Velocidad a la que se come afecta la saciedad e influye en la cantidad de agua que se bebe.
  • Se recomienda tomar pequeños bocados, masticar lentamente y hacer pausas.
  • Participantes que comieron despacio ingirieron menos calorías.

Al concluir el estudio, los autores encontraron que los participantes de peso normal tuvieron una reducción estadísticamente significativa en el consumo de calorías durante la comida lenta en comparación con la rápida: 88 kilocalorías menos del frente a 58 kilocalorías menos del grupo con sobrepeso u obesos. A pesar de estas diferencias entre los dos grupos, ambos se sentían menos hambrientos una hora después de la comida lenta que de la rápida.

Además, ambos grupos tomaron más agua durante la comida lenta que en la rápida, en concreto doce onzas (0,35 litros aproximadamente) frente a nueve (0.27 litros). Cuanto mayor sea el consumo de agua durante la condición de comer lentamente probablemente causará mayor distensión del estómago y puede afectar al consumo de alimentos", argumenta Shah.

Masticar 40 veces cada bocado

Una investigación anterior de la Universidad de Iowa, EE.UU. había mostrado que aumentar la cantidad de veces que se mastica un alimento disminuye el hambre y el deseo de “devorar” la comida, toda vez que aumentan los niveles de CCK, una hormona relacionada con la saciedad, y que reduce la concentración de grelina, la hormona que estimula el apetito en el cerebro.

De acuerdo con los resultados las personas que masticaron 40 veces cada bocado tenían menos apetito que aquellas que masticaron 15 veces en promedio, además de que la masticación favorecío la absorción de nutrientes durante la digestión.

La sensación de saciedad

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos refiere que la saciedad es la sensación de estar lleno después de comer y es el resultado de un balance de señales neurológicas y neuronales que van desde el cerebro al estómago que envían señales para dejar de comer. Dicho proceso una vez que se comenzó a comer tarda entre 20 y 25 minutos. Si se come rápido, no se da tiempo a que llegue esa señal y se corre el riesgo de comer en exceso, que a su vez provocaría un paulatino aumento de peso.

Al comer despacio nuestro cerebro recibe antes la señal de saciedad. Beber agua con frecuencia ayuda a eliminar la sensación de hambre ya que muchas veces el cuerpo cuando está deshidratado manda una señal de apetito.

Además, al comer más despacio se tiende a masticar más la comida, por lo que llega al estomago en trozos más pequeños y esto supone mucho menos esfuerzo para la digestión.

Panorama de la obesidad

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, según sus cálculos hay 1,000 millones de adultos con sobrepeso y más de 300 millones son obesos. Cada año mueren 2.6 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso.

En Estados Unidos, la Asociación Americana de Médicos (AMA, por sus siglas en inglés) reveló que más de 78 millones de adultos y más de 12 millones de niños padecen obesidad. Se considera obesa a una persona cuyo índice de masa corporal (IMC) es de al menos 30. Las investigaciones han demostrado que tiene un costo alto: quienes tienen obesidad, gastan en promedio 1,400 dólares más en cuidados médicos cada año, en comparación con con las que tienen un IMC por debajo de 25.

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