La disfunción eréctil o impotencia ocurre cuando se tienen dificultades para lograr o mantener una erección.
Aunque con la edad esto se vuelve más común, no es parte natural del envejecimiento, y para muchos hombres puede ser motivo de vergüenza o incomodidad. Afortunadamente, existe un conjunto de técnicas y estrategias que pueden ayudar a tratar esta afección: la terapia sexual.
Qué es la terapia sexual
Se conoce como terapia sexual a un tipo de psicoterapia, en la que se busca abordar inquietudes sobre la función sexual, sentimientos sexuales e intimidades. Esta puede ser eficaz para personas de cualquier edad, sexo u orientación sexual, así como para parejas o casos individuales.
Generalmente, un psicólogo o médico proporciona esta terapia, con el objetivo de identificar las causas de los problemas sexuales (que pueden ser físicas, psicológicas o mixtas) y brindar herramientas para intentar solucionarlos.
En ningún momento el terapeuta sexual tiene contacto sexual con sus clientes. Aunque el tratamiento dependerá de las problemáticas y objetivos que se busquen lograr, suele ser una terapia de corta duración, extendiéndose a un número limitado de sesiones.
La terapia sexual se suele concentrar en los siguientes problemas:
- Conducta sexual impulsiva o compulsiva.
- Cuestiones relacionadas al deseo o excitación sexual.
- Cuestiones relacionadas a los intereses u orientación sexual.
- Dificultad para excitarse.
- Eyaculación precoz.
- Problemas en la intimidad vinculados a una discapacidad o enfermedad crónica.
- Problemas para llegar al orgasmo.
- Problemas relacionados con experiencias sexuales previas no deseadas.
- Relaciones sexuales dolorosas.
- Impotencia o disfunción eréctil.
Terapia sexual para la disfunción eréctil
La disfunción eréctil, también conocida como impotencia, es la incapacidad para conseguir o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener relacione sexuales.
Aunque es común tener este problema eventualmente, si se vuelve constante puede causar estrés, daños en la confianza y problemas en las relaciones.
La terapia sexual es una de las opciones más eficaces que existen para tratar este problema. En primer lugar, el terapeuta buscará identificar la causa, ya que la impotencia puede tener sus orígenes en:
- Factores físicos: como diabetes, obesidad, hipertensión, o niveles de colesterol elevados.
- Factores psicológicos: como depresión, ansiedad, estrés o mala comunicación en la pareja.
Una vez que se identifica el origen del problema, el terapeuta puede recomendar distintas opciones, desde otras terapias o medicamentos destinados a tratar una posible afección subyacente responsable de la disfunción eréctil, hasta técnicas para aumentar los estímulos excitantes. Dos de ellas muy utilizadas son:
- Focalización sensorial: consiste en una serie de ejercicios centrados en distinto tipo de caricias sensuales no genitales. Aunque haya excitación sexual, durante la implementación de esta técnica no se procede genitalmente. Luego, durante lo que se considera una segunda fase, las caricias pueden llegar a los pechos y a los genitales, aunque sin llegar al coito.
- Placereado o Pleasuring (en inglés): es similar a las fases avanzadas de la focalización sensorial. Uno de los miembros de la pareja acaricia los genitales de la otra sin haber coito, esto puede combinarse con la autoadministración de caricias por parte de los miembros. Además del uso terapéutico, esta técnica puede aprovecharse para mejorar la comunicación sexual de la pareja.
Dependiendo la focalización de la terapia, el experto también puede recomendar el uso de técnicas de relajación y respiración para controlar el estrés o la ansiedad, y aumentar la concentración en los estímulos excitantes.
Los expertos advierten que, a pesar del éxito que esta terapia puede tener, las personas no suelen buscar ayuda.
En la mayoría de los casos, esto se debe a un desconocimiento sobre la existencia de la terapia sexual en sí, aunque también puede tener sus razones en prejuicios o vergüenza.
Superar esos temores y consultar a un profesional sobre la implementación de este tipo de terapia es una buena forma no solo de solucionar la impotencia, sino también los problemas que esta genera.
Alimentos contra la disfunción eréctil
Desde la medicina natural se suele recomendar el consumo de determinados alimentos para combatir la disfunción eréctil:
- Aceite de oliva: puede aumentar la hormona luteinizante, que estimula las células en los testículos para producir testosterona.
- Ajo y cebolla: contienen flavonoides, unos químicos capaces de aumentar los niveles de testosterona y mejorar la calidad del esperma.
- Ostras: son ricas en zinc, un mineral capaz de aumentar los niveles de testosterona.
- Pasas y frutos secos: poseen un aminoácido llamado arginina, capaz de estimular la libido y la excitación.
- Pimientos: son ricos en vitamina A y C, favorecen la circulación sanguínea hacia el corazón y otro órganos, incluido el pene.
- Sandía: posee un aminoácido llamado citrulina, capaz de aumentar el flujo de sangre hacia el pene e incluso acelerar el deseo sexual.
Para recordar:
Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.
No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.
Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.
Fuentes consultadas: Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.