Samantha Shaw pronto podrá usar su pelo atado en una colita y ponerse aretes sin ser el hazmerreir de su clase. Dos cosas que nunca había podido hacer en su vida hasta una semana atrás.
La niña de Nueva York se realizó una operación de cirugía plástica llamada otoplastía, que corrige deformidades en la oreja, desde la ausencia total hasta las orejas paradas como aletas. Los médicos explican que se trata de una cirugía que no mejora la audición, pero sí la autoestima.
Puntos clave
Y era justamente la autoestima lo que tenía lesionada Samantha, quien debía escuchar cada día que llegaba a la escuela frases como “te pareces a Dumbo” o “Donkey ears” (orejas de burro).
El doctor Steven Pearlman, el cirujano plástico de Samantha, realizó con éxito la cirugía de 2 horas y media. Cami Roselles, la mamá de la niña, aseguró que la vida de su hija cambiará, apenas le sacaron las vendas que cubrían sus nuevas orejas: perfectas y más pegadas a la cabeza.
Samantha se suma a una estadística que preocupa a médicos y educadores: cada vez más niños se someten a cirugías plásticas para corregir rasgos de su anatomía por los que son objetos de burla.
Según la Asociación Americana de Cirugía Plástica Cosmética, el número de niños que se realizan estos procedimientos aumentó un 30 por ciento en la última década.
Y, al parecer, la principal razón es evitar el “bullying”, el acoso por parte de sus compañeros de escuela, que se traduce en burlas, gritos, discriminación y hasta maltrato físico.
El “bullying” es considerado un problema de salud pública en el país: entre el 60 y el 80 por ciento de los niños en las escuelas del país han sido acosados al menos una vez. El acoso constante causa graves consecuencias psíquicas y físicas y puede llevar al suicidio.
El doctor Frederick Lukash es un cirujano plástico que realizó varias operaciones en niños. El experto contó a ABC News que los mismos niños confiesan cuán profundo les daña el ser acosados en los cuestionarios que él realiza antes de las cirugías. “Los dibujos que realizan los niños de sus orejas o narices son reveladores”, expresó Lukash.
Sin embargo, la controversia es grande. “Cambiar la apariencia no es la solución”, asegura Cheryl Rode, directora de la Clínica de Operaciones del Centro de Niños de San Diego, California.
“No queremos hacer responsable al acosado, a la víctima, del problema”, agrego Rode. “A nivel nacional, es responsabilidad de los sistemas educativos, de las escuelas y las familias abordar la epidemia de acoso que existe y prevenirla”, completó.
Sin embargo, para la mamá de Samantha, el alivio es más fuerte que cualquier debate. “Mi hija ya no sufrirá de burlas y discriminación. Nunca más será maltratada”, dijo con lágrimas en los ojos.