Todos los niños tienen altibajos emocionales: períodos de cambios de humor, problemas con amigos, caídas en el rendimiento académico.
Pero, ¿cómo sabes si tu hijo está luchando con algo más serio? ¿Y cuándo deberías buscar ayuda profesional?
"Se esperan algunos cambios de humor, ansiedad y dificultades sociales y escolares a medida que los niños crecen", dice la psicóloga Kristen Eastman, de Cleveland Clinic. "Yo los llamo bultos en el camino".
Desafíos normales Vs. problemas
Estos desafíos normales del desarrollo pueden requerir que tu hijo cambie de perspectivas o aprenda nuevas habilidades. En la mayoría de los casos, si le brindas apoyo, sensibilidad y paciencia, tu hijo puede resolverlo.
"Cuando aparecen estas cosas, animo a los padres a intentar escuchar primero y validar la experiencia de su hijo", dice Eastman.
Es natural querer saltarlos rápidamente y tratar de resolver problemas, pero los niños sólo necesitan saber que los escuchan y entienden. Sugiere usar frases como "veo que esto es realmente difícil para ti" o "me doy cuenta de que has estado luchando últimamente".
"Te sorprenderás hasta qué punto valorar la experiencia de tu hijo puede ayudarlos a sentirse escuchados", dice la experta. "Entonces son más receptivos a hablar sobre cómo superarlo".
Cuándo buscar ayuda
Sin embargo, lo que parece una dificultad infantil normal a veces puede convertirse en algo más serio. Eastman dice que deberías preocuparse y buscar ayuda profesional si tu hijo:
1. Tiene problemas en múltiples áreas de la vida, como las relaciones familiares, el rendimiento académico, las actividades de ocio y las amistades.
2. Comienza a sentirse mal consigo mismo, menos seguro o menos efectivo.
3. Muestra una preocupación excesiva sobre el futuro.
4. Expresa desesperanza.
5. Se retira de la familia, amigos o actividades que solía disfrutar.
6. Tiene un cambio significativo en los hábitos de sueño o apetito.
7. Se involucra en conductas negativas con más frecuencia.
8. Tiene comportamientos repetitivos y autodestructivos, como arrancarse el pelo o raspar la piel.
9. Habla o se involucra en cualquier tipo de autolesión.
10. Hace comentarios como "Ojalá no estuviera aquí" o "A nadie le importaría si me escapara".
11. Habla explícitamente sobre el suicidio.
La especialista recomienda que los padres confíen en sus instintos. "Tú conoces a tu hijo mejor. Si sientes que algo simplemente no está bien, confía en ese instinto".
Cómo ofrecer y obtener ayuda
No temas abordar el tema con tu hijo, dice Eastman. "A menudo, si le dices a tu hijo, '¿se siente como algo con lo que se necesita ayuda?', Ellos dirán: 'Sí, hace falta'", señala.
Los padres a menudo se sorprenden de lo dispuestos que están sus hijos en aceptar ayuda adicional.
Esa ayuda es tan cercana como su pediatra. "Los pediatras a menudo son muy buenos ayudando a los padres a diferenciar lo que es y lo que no es normal, y pueden ofrecer tranquilidad", expresa Eastman. Si es necesario, el pediatra puede derivar al niño a un terapeuta que sea compatible con él, y recomendar otros recursos.
Los padres a veces suponen que el tratamiento de salud mental significará medicamentos u hospitalización para sus hijos. "Pero incluso cuando los problemas no son graves, la terapia puede ayudar al niño y a la familia a aprender nuevas habilidades de afrontamiento y diferentes estrategias para manejar los problemas", dice Eastman. "Necesitamos desestigmatizar la idea del tratamiento de salud mental".
Ya sea que tu hijo necesite ayuda para superar los desafíos normales del desarrollo o esté lidiando con algo más serio, buscar ayuda de un psicoterapeuta puede hacer la vida más fácil y más feliz a todos, concluye la experta.