La realeza británica ha practicado la circuncisión por varias generaciones —desde Jorge I° en el siglo XVII— y es proclive a ese ritual, a pesar que no es una costumbre tan extendida en ese país.
Pero aún no se sabe qué decidirán William y Kate al respecto. Aunque la mayoría de las familias aristocráticas británicas dejaron de circuncidar a sus hijos en los años 70, la práctica no desapareció completamente. Por eso se especula si los Duques de Cambridge aceptarán o no esta intervención en su hijo George Alexander Louis, nacido el 22 de julio de 2013.
Puntos clave
Tal vez sigan la línea de pensamiento de Lady Dy, la Princesa de Gales, quien rechazó seguir la tradición cuando nacieron sus hijos William y Harry, alegando que era un procedimiento innecesario, cuyos riesgos pesaban más que las ventajas.
La circuncisión es el corte del prepucio, que es la porción de la piel que cubre la punta del pene. En EE.UU se hace con frecuencia antes de que el bebé recién nacido salga del hospital, informa la Biblioteca Nacional de Medicina.
En muchos países, un tabú, en otros, un tema de acalorado debate, la circuncisión sigue dando que hablar.
La circuncisión en el mundo
Varios estudios médicos señalan que la práctica disminuye el riesgo de contagio del VIH, del Virus del Herpes Simple, y de varias infecciones del tracto urinario.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) está alentando este procedimiento como parte de su estrategia para reducir el contagio de VIH en África.
En junio de 2012, una corte alemana determinó que la circuncisión era dañina para los menores y constituía una violación de los derechos del niño.
A diferencia de Europa, donde la tasa de circuncisión es menor y suele estar confinada a la comunidad judía y musulmana, este procedimiento es común en EE.UU.
Sin embargo, esta tendencia está disminuyendo, debido a que algunos padres deciden romper con la tradición y pensar bien antes de realizarla. Y hasta hay un movimiento de médicos anti-circuncisión.
La práctica en EE.UU
La Academia Americana de Pediatría (AAP) apoya la circuncisión, sin llegar a recomendarla. Su posición es informar a los padres acerca de que los beneficios del procedimiento superan a los riesgos, dejando que cada familia decida si quitar o no el prepucio a sus hijos, en base a su cultura y creencias religiosas.
Actualmente, se estima que el 75% de los adultos estadounidenses está circuncidado. Se producen más de un millón de estas intervenciones al año, es decir, una cada tres segundos.
Según los CDC, entre el 55 y el 57% de los recién nacidos en el país son circuncidados, aunque esta cifra está cayendo un 1% anualmente.