Acostumbrada a generar polémica, nuevamente la cantante Miley Cyrus da de qué hablar. En esta ocasión, la intérprete de Wrecking Ball besó en la boca a Katy Perry durante su concierto del sábado 22 de febrero en el Staples Center de Los Ángeles.
Puntos clave
- Las cantantes se besaron durante un concierto que ofreció Cyrus.
- Este acto podría influir en muchos jóvenes.
- Psicológicamente hablando existe una repercusión en la personalidad.
A pesar de que todo sucedió muy rápido, el momento ha quedado marcado para la posteridad. Mientras Cyrus interpretaba el tema Adore You, Katy se le acercó al escenario y Miley la besó.
La imagen, en la que aparecen las chicas juntando sus labios ha causado un gran furor en las redes sociales. A través de su cuenta de Twitter, Perry escribió: “te adoro @MileyCyrus”.
Y aunque Perry tiene una relación sentimental con el cantante John Mayer, de quienes se dice, ya tienen el anillo de compromiso, parece ser que a la intérprete de “Roar” no tuvo ningún inconveniente en ser besada.
Y frente a esto, lo más importante viene al cuestionar el impacto que conductas como ésta podrían tener en las personas que han visto el beso, sobre todo, los jóvenes.
La psicóloga chilena Sofía Guzmán, comentó en alguna ocasión lo siguiente: “no hay que magnificar la influencia que pudiesen tener esos ídolos en los jóvenes, porque los modelos de comportamiento que reciben de ellos tienen igual valor que los que les ofrece su entorno. Por eso es fundamental la buena comunicación familiar”.
De acuerdo con la especialista, muchos jóvenes se encuentran en un proceso normal de aprendizaje y crecimiento, que está marcado por el medio en que ellos se desenvuelven. Y pese a que los rasgos de personalidad se van afianzando en la niñez, es en la adolescencia cuando toman más fuerza.
Y a diferencia de los niños, que se sienten a traídos por la música o por el aspecto físico de un dibujo animado, los jóvenes sí valoran cómo es la conducta del personaje al que siguen.
No obstante, “no es correcto culpar a los modelos de comportamiento por las conductas de los hijos, sobrinos o adolescentes cercanos”, comenta Guzmán, ya que no significa que “copiarán todo” lo que su ejemplo realice.
Lo mejor, en estos casos, es que los padres o familiares estén al tanto de lo que los adolescentes hacen y reciban supervisión y constante comunicación. Repasar los valores es esencial.
