Este año tres científicos estadounidenses ganaron el premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus estudios sobre los mecanismos que rigen los ritmos circadianos y las posibles consecuencias terapéuticas que podrían tener en distintas enfermedades y en los desórdenes del sueño.
Nuestro reloj biológico, conocido como ritmo circadiano, ayuda también a regular los hábitos alimenticios, la liberación de hormonas, la presión arterial y la temperatura corporal.
Recientemente, los científicos han comenzado a preguntarse si la curación de nuestras heridas también podría ser guiada por este mecanismo, así investigadores del Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica en Cambridge, Inglaterra, analizaron los registros de 118 pacientes con lesiones por quemaduras que habían sido atendidos en Inglaterra y Gales.
Descubrieron que las quemaduras que ocurrían por la noche, entre las 8 pm y las 8 am, tardaban más en sanar que las que ocurrían durante el día, entre las 8 a.m. y las 8 p.m. Mientras que una quemadura producida de noche tardaba un promedio 28 días en regenerarse al 95%, el equivalente diurno tardó sólo 17 días.
Exposición a la luz diurna
Una de las razones por las que la curación diurna fue más rápida es que las células de la piel se movieron mucho más rápido para reparar el sitio de la herida cuando el reloj del cuerpo estaba listo para la luz del día, informó el equipo. Dentro de las células individuales, esta velocidad fue impulsada por el aumento de la actividad de las proteínas que participan en el movimiento y la reparación de las células.
“El nuestro es el primer estudio en demostrar que el reloj biológico de las células cutáneas determina con qué eficiencia responden estas células a las lesiones. Hemos observado de manera consistente una diferencia de hasta dos veces en la velocidad de curación de una herida entre los ciclos diurno y nocturno. Parece que nuestros cuerpos han evolucionado para sanar más rápido durante el día, que es cuando resulta más probable que suframos una herida”, señaló explicó John O’Neill, co-autor de la investigación publicada en la revista Science Translational Medicine.
Experimentos con ratones
En el estudio, se utilizaron cultivos de células cutáneas, fibroblastos y queratinocitos, y ratones para observar si el ritmo circadiano tenía alguna influencia sobre la curación de las heridas.
Los experimentos con ratones, donde los investigadores hicieron incisiones en la piel, demostraron que la cicatrización de heridas era significativamente mayor cuando se infligían heridas durante la fase activa del animal en comparación con la fase de descanso.
"Los ciclos diarios de nuestro reloj biológico controlan la eficiencia con la que las células reparan los tejidos dañados al influir en la producción de una proteína esencial denominada actina", dijo Ned Hoyle, autor principal del artículo.
Estos resultados podría tener importantes repercusiones clínicas, ya sea para el diseño de nuevos medicamentos o para la reducción de costes sanitarios, señalaron los autores del estudio.