VIERNES, 13 de enero de 2023 (HealthDay News) -- Los médicos ya evalúan el oído y la vista de los adultos mayores. El sentido del olfato se podría algún día añadir a estas pruebas de detección, según unos investigadores, que encontraron vínculos entre su pérdida y el riesgo de fragilidad en los adultos mayores.
"Usamos nuestro sentido del olfato a diario para identificar la amenaza de un incendio o para disfrutar de la fragancia de unas flores un día de primavera. Pero al igual que la vista y el oído, este sentido se debilita con la edad", señaló el coautor del estudio, el Dr. Nicholas Rowan, profesor asociado de otorrinolaringología–cirugía de cabeza y cuello de Johns Hopkins Medicine, en Baltimore.
"Encontramos que un deterioro en las funciones tanto de identificación olfativa como de sensibilidad se asocia con la fragilidad, algo que es interesante, porque muestra que no se trata solo del cerebro que envejece, sino que podría estar sucediendo algo periférico, por ejemplo algo a nivel de la nariz, que puede predecir nuestra fragilidad y muerte inminentes", añadió Rowan en un comunicado de prensa de la Hopkins.
En el estudio, los investigadores analizaron los datos de 1,160 adultos mayores inscritos en el Proyecto Nacional de Vida Social, Salud y Envejecimiento entre 2015 y 2016.
Los participantes, que tenían una edad promedio de 76 años, se expusieron a cinco aromas para medir la identificación olfativa y seis aromas para medir los niveles de sensibilidad.
La sensibilidad olfativa es la capacidad de detectar la presencia de un olor. La identificación olfativa es la capacidad de detectar y nombrar un olor. La segunda depende de un funcionamiento cerebral de orden más alto para interpretar y clasificar el olor.
Entonces, estos resultados se emparejaron con la puntuación de fragilidad de los participantes, que se basó en cinco marcadores: la pérdida de peso, el agotamiento, la debilidad, una velocidad lenta al caminar, y una actividad física baja.
Los investigadores encontraron que, por cada aumento de un punto en las puntuaciones tanto de identificación olfativa como de sensibilidad, hubo una reducción significativa en el estatus de fragilidad. El estudio no puede probar causalidad, pero la implicación es que unas mejoras en el olfato se asociaron con un mejor estado de salud y resiliencia, anotaron los autores del estudio.
Mientras peor era el sentido del olfato de una persona, más frágil estaba, según los resultados del estudio. Esto sugiere que la pérdida del olfato puede ser mensurable, y un factor de riesgo potencial de la fragilidad en los adultos mayores.
La relación entre esta pérdida del olfato y un envejecimiento malsano a lo largo del tiempo no está clara, pero unas consecuencias comunes de la pérdida del olfato incluyen una pérdida del apetito, dificultades para monitorizar la higiene personal, la depresión y una incapacidad para detectar vapores tóxicos, advirtió Rowan. Esto podría asociarse con la pérdida de peso, la desnutrición, la debilidad, unos cuidados personales inadecuados, y lesiones potenciales provocadas por fugas de gas o incendios.
Se necesitan pruebas del olfato que puedan ayudar a avisar a los médicos que se necesitan pruebas adicionales del funcionamiento mental y otras afecciones. Rowan comentó que las pruebas del olfato tardan apenas minutos, y que podrían ser una herramienta valiosa, dado que se prevé que el número de adultos mayores se duplique en Estados Unidos en las próximas tres décadas.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 10 de enero de la revista Journals of Gerontology.
Más información
El Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación de EE. UU. ofrece más información sobre los trastornos del olfato.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTE: Johns Hopkins Medicine, news release, Jan. 10, 2023
