¿Vecindario ruidoso? Tu corazón quizá pague un precio

Vivir en vecindarios saturados de ruido podría ser más que simplemente molesto: una nueva investigación sugiere que parece aumentar el riesgo de problemas cardiacos graves.

El ruido crónico del tráfico y los aeropuertos parece activar la amígdala, una región del cerebro que está críticamente implicada en la regulación del estrés, revelaron unos escáneres del cerebro.

¿Vecindario ruidoso? Tu corazón quizá pague un precio
| Foto: GETTY IMAGES

El ruido también se asocia con un aumento de la inflamación en las arterias, que es un factor de riesgo del accidente cerebrovascular, el ataque cardiaco y la enfermedad cardiaca, apuntó la investigadora principal, la Dra. Azar Radfar, investigadora en el Hospital General de Massachusetts, en Boston.

"No somos el primer grupo en hablar sobre el ruido y la enfermedad cardiovascular", comentó Radfar. "Lo que verdaderamente mostramos aquí es el mecanismo que vincula al ruido con unos eventos cardiovasculares adversos importantes".

En el estudio, Radfar y sus colaboradores analizaron las imágenes de escáneres de 499 personas sanas, y observaron específicamente sus cerebros y vasos sanguíneos.

Entonces, los investigadores utilizaron las direcciones de los domicilios de los participantes para obtener estimados de los niveles de ruido en sus vecindarios, basándose en datos sobre la aviación y las carreteras que registra el Departamento de Transporte de EE. UU.

Las personas en los vecindarios más ruidosos tenían unos niveles más altos de actividad en la amígdala y más inflamación en las arterias, encontraron los investigadores.

El equipo de investigación siguió entonces a los participantes del estudio durante un promedio de 3.7 años, para ver si esos síntomas de estrés conducirían a problemas cardiacos.

Los hallazgos mostraron que las personas expuestas al ruido crónico tenían un riesgo de más del triple de sufrir un ataque cardiaco, accidente cerebrovascular u otro evento cardiovascular importante, en comparación con las personas que tenían unos niveles más bajos de exposición al ruido.

Ese riesgo permaneció elevado incluso después de que los investigadores tomaran en cuenta otros factores de riesgo, como por ejemplo la contaminación atmosférica, el colesterol alto, el tabaquismo y la diabetes.

Aun así, la amígdala parece aumentar el riesgo cardiaco al provocar la liberación de hormonas que fomentan la inflamación de los vasos sanguíneos, concluyeron los investigadores.

La Dra. Nieca Goldberg es directora del Centro de Salud de las Mujeres Langone Tisch de la NYU, en la ciudad de Nueva York. Dijo que, basándose en esta investigación, el ruido "es un vínculo en la cadena del riesgo cardiovascular, y creo que es una pregunta interesante que los médicos hagan a sus pacientes cuando evalúan su riesgo cardiaco".

Radfar incluso sugirió que las personas afectadas por los ruidos del transporte podrían pensar en insonorizar sus viviendas.

A nivel comunitario, los planificadores de carreteras y urbanos pueden proteger a la población al integrar las barreras contra el ruido de la carretera en la construcción de las carreteras, sugirió Radfar.

Y Goldberg añadió que si uno vive en un vecindario ruidoso, quizá también deba pensar en otras formas de reducir el estrés. Éstas pueden incluir el yoga, la meditación o el ejercicio aeróbico.

Los hallazgos se presentarán el 11 de noviembre en la reunión anual de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), en Chicago. Este tipo de investigación se debe considerar preliminar hasta que se publique en una revista revisada por profesionales.

Más información

La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. ofrece más información sobre la contaminación acústica.

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