Pruebas in vitro realizadas por el investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM, Carlos Alberto Eslava muestran que las cepas de “Streptococcus sp” que están presentes en dicha bebida prehispánica, tienen el potencial para ser la semilla de una bebida similar a los productos probióticos que se comercializa en el mercado y que ofrecen regular la biota intestinal.
Resaltó que las cepas de las bacterias ácido-lácticas del pozol no contienen factores de virulencia, por lo que pueden considerarse microorganismos seguros, que no causan enfermedades y al igual que las bacterias probióticas que se obtienen de la leche y otros alimentos, tienen la capacidad de adherencia a los epitelios.
Puntos clave
- Bacterias del pozol se usarían para regular la función intestinal.
- Las cepas de "Streptococcus sp" servirían para elaborar el producto probiótico.
- El pozol es una bebida espesa a base de maíz y cacao de origen mesoamericano.
De acuerdo con el comunicado emitido por la UNAM, las cepas de las bacterias también son tolerantes al pH ácido, a la bilis y al jugo gástrico. La investigación tiene 70% de la caracterización de los microorganismos y faltaría estudiar su capacidad para producir bacteriocinas, compuestos con actividad antimicrobiana.
Una vez entregados los resultados finales (hasta el modelo animal) propuestos para el proyecto inicial, se pondrá en marcha la siguiente etapa, la más complicada, pues deben iniciarse los estudios para evaluar su empleo en la población y, de obtener resultados satisfactorios, proceder a contactar a especialistas en biología molecular y biotecnología para la elaboración de la bebida.
Una bebida con probióticos, tipo pozol, “nos ahorraría dinero”. Con su industrialización se abatirían costos y se podría distribuir entre la población, principalmente niños, expuestos con frecuencia a enfermedades intestinales, concluyó.
Más sobre el pozol
La Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM refiere que el pozol es una bebida espesa a base de cacao y maíz de origen mesoamericano muy popular en el estado de Chiapas y Tabasco, así como parte de Centroamérica. Su elaboración se inicia hirviendo los granos de maíz en agua con cal para formar el nixtamal, el cual es molido; se moldean bolas con la masa resultante que son envueltas en hojas de plátano, dejándolas reposar de uno a cinco días hasta que fermenten; la masa obtenida es disuelta en agua, y el pozol queda listo para beberse. También se acostumbra adicionarle sal, azúcar, piloncillo, miel de abeja, cacao o pulpa de coco.
Diversos estudios microbiológicos en los que se han aislado varias especies de bacterias y levaduras responsables de la fermentación, sugieren la presencia de levaduras y lactobacilos que le confieren la propiedad de restituir la flora intestinal en el tratamiento de padecimientos digestivos. Estudios químicos han confirmado que el valor nutritivo de la masa se ve incrementado con el proceso de fermentación, al aumentar su calidad proteica. Desde tiempos prehispánicos, el pozol ha sido un alimento muy apreciado por algunos grupos indígenas del sureste mexicano.
Para qué sirven los probióticos
El prestigiado sitio de Natural Standard (empresa de investigación internacional sobre medicina alternativa) indica que los probióticos son bacterias benéficas que ayudan al mantenimiento de la salud del tracto intestinal y a la digestión. También ayudan a mantener bajo control a organismos potencialmente dañinos en los intestinos (bacterias dañinas y levaduras). La mayoría de los probióticos provienen de fuentes alimenticias, especialmente los productos lácteos cultivados y se consumen en cápsulas, tabletas, bebidas, polvos, yogurt y otros alimentos.
Se cree que los probióticos actúan colonizando el intestino delgado y desplazando los organismos causantes de enfermedades, por lo cual restauran el equilibro adecuado de la flora intestinal. Los probióticos compiten con los organismos dañinos por los nutrientes y también pueden producir sustancias que inhiben el crecimiento de organismos dañinos en el intestino.
Se ha encontrado que las bacterias probióticas estimulan el sistema inmunológico del cuerpo; también pueden ayudar a combatir varias enfermedades gastrointestinales tales como la enfermedad inflamatoria del intestino, diarreas relacionadas con antibióticos, Clostridium difficile colitis inducida por toxina, diarrea infecciosa, encefalopatía hepática, síndrome de colon irritable y alergias.
Se ha encontrado que los probióticos fortalecen la digestión y absorción de proteínas, grasas, calcio y fósforo. También pueden ayudar a superar la intolerancia a la lactosa. Por último, pueden ayudar a restaurar las bacterias saludables después de que una terapia con antibióticos haya alterado la normalidad de la flora gastrointestinal.