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Pasar más tiempo en la naturaleza y menos frente a las pantallas mejora la salud mental de los niños

LUNES, 16 de agosto de 2021 (HealthDay News) -- ¿Quiere que un preadolescente o adolescente temperamental actúe más feliz?

La fórmula es sencilla, sugiere un estudio internacional de gran tamaño.

Pasar más tiempo en la naturaleza y menos frente a las pantallas mejora la salud mental de los niños

"El tiempo frente a las pantallas se debe cambiar por tiempo en la naturaleza para optimizar el bienestar de los niños", aseguró el autor del estudio, Asad Khan, profesor asociado de bioestadística y epidemiología de la Universidad de Queensland, en Brisbane, Australia.

El consejo tiene su origen en unas encuestas realizadas a más de 577,000 adolescentes de 13 a 15 años en 42 países europeos y norteamericanos.

Los chicos que pasaban unos 90 minutos al día en sus pantallas (como la televisión, los teléfonos celulares, las computadoras y los videojuegos) y las chicas que pasaban una hora con los dispositivos eran más propensos a sentirse tristes respecto a sus vidas, encontraron las encuestas. Y mientras más tiempo pasaban frente a las pantallas, peor tendían a sentirse.

Pero, mientras más actividad realizaban, más felices eran. Además, la actividad física ayudaba a mitigar algunos de los resultados negativos de demasiado tiempo frente a las pantallas.

El estudio no se diseñó para decir cómo, o tan siquiera si, un exceso de tiempo frente las pantallas y una falta de ejercicio afectan al bienestar de los preadolescentes y adolescentes. Pero la tendencia a la "dependencia de la dosis" de los resultados (mientras más tiempo pasaban frente a las pantallas, menos satisfechos estaban los niños con la vida) sugiere un vínculo, aseguraron los investigadores. Pero no prueba causalidad.

Apenas un 19 por ciento de los jóvenes encuestados reportaron que hacían actividad física cada día, y su tiempo de uso recreativo de las pantallas era de unas seis horas al día.

Los que eran menos activos físicamente eran más propensos a sentirse irritables o nerviosos, y a reportar problemas para dormir, y dolores de cabeza, estómago y espalda, encontraron las encuestas.

Los hallazgos sugirieron que la actividad física fomenta el bienestar mental incluso aunque los niños pasen mucho tiempo pegados a las pantallas.

La buena noticia es que los adolescentes que reportaron que pasaban más de ocho horas al día frente a pantallas mostraron unos aumentos dramáticos en la satisfacción vital, y menos problemas de salud, cuando aumentaron su actividad física.

Los hallazgos se publicaron en una edición reciente de la revista The Lancet Child y Adolescent Health.

Basándose en los hallazgos, Khan pidió a los padres que sean un ejemplo para sus hijos.

"Podemos crear 'zonas libres de tecnología', poner horas para desconectarse, explicar por qué limitamos el tiempo frente a las pantallas, y crear oportunidades para otras actividades, sobre todo al aire libre", planteó.

Khan anotó que el estudio no preguntó qué hacían los niños con las pantallas. Los investigadores intentan ahora averiguar más al respecto.

"Ahora intentamos comprender los efectos de los varios tipos de uso de pantallas en el bienestar mental, si el pasivo [por ejemplo la televisión] o el mentalmente activo [por ejemplo los juegos electrónicos] tienen unos vínculos equivalentes y dependientes de la dosis en el bienestar mental de los adolescentes", señaló Khan.

Unos expertos independientes afirman que es responsabilidad de las familias ayudar a los niños a dejar las pantallas y disfrutar de la naturaleza.

"Mi consejo para las familias es que fijen unos límites razonable para el uso [no académico] de las pantallas, y que trabajen con los adolescentes para programar unas actividades preferidas que no impliquen pantallas", comentó Sarah Hornack, una psicóloga del Hospital Pediátrico Nacional en Washington, D.C., que revisó los hallazgos. "Sabemos que los métodos basados en la familia para aumentar la actividad física son los más efectivos.

Esto puede incluir las excursiones en familia, los desafíos familiares de pasos, o los concursos de baile, afirmó.

Aunque la satisfacción vital de los niños se redujo tras una hora diaria de tiempo frente a las pantallas, lograr que no usen pantallas puede resultar más fácil de decir que de hacer, admitió Hornack.

"La recomendación de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) es limitarse a dos horas de pantalla para uso no académico, algo que los adolescentes ya tienen problemas para cumplir", dijo.

El tiempo excesivo frente a las pantallas no es saludable para nadie, ya sean niños o adultos, añadió el Dr. Gene Beresin, director ejecutivo del Centro Clay para Mentes Jóvenes Sanas del Hospital General de Massachusetts, en Boston.

"Mientras más usamos los medios digitales, menos tiempo pasamos siendo físicamente activos y en la naturaleza", señaló Beresin, que también es profesor de pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.

El estudio se realizó antes de que la pandemia de COVID-19 provocara unos confinamientos generalizados. Es probable que el tiempo frente a la pantalla de los niños haya aumentado, y que su actividad física se haya reducido, como resultado, apuntó.

"Los pediatras y los médicos deben recabar el historial con los medios de comunicación y preguntar cuántas televisiones, computadoras, teléfonos celulares y tabletas hay en la casa, y quién usa qué", dijo Beresin.

Lo que los niños hacen en las pantallas y el tipo de actividad física que realizan pueden hacer una diferencia en el bienestar mental, señaló. Por ejemplo, "los deportes en equipo enseñan muchas cosas a los niños, entre ellas habilidades de liderazgo, deportividad y cómo competir sin ser agresivo o violento", anotó Beresin.

Más información

La Academia Americana de Pediatría ofrece más orientación sobre el tiempo frente a las pantallas para los niños de todas las edades.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Asad Khan, PhD, associate professor, biostatistics and epidemiology, School of Health and Rehabilitation Sciences, University of Queensland, Brisbane, Australia; Sarah Hornack, PhD, psychologist, Children's National Hospital, Washington, D.C.; Eugene Beresin, MD, executive director, Clay Center for Young Healthy Minds, Boston, and professor, psychiatry at Harvard Medical School; The Lancet Child and Adolescent Health, Aug. 9, 2021

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