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Otra tragedia vinculada con los opioides: la enfermedad ocular

JUEVES, 5 de noviembre de 2020 (HealthDay News) -- La epidemia en curso de opioides en EE. UU. está robándole la vista a un creciente número de adictos, informa un estudio reciente.

El número de drogadictos que desarrollaron infecciones que pusieron su vista en peligro se cuadruplicó entre 2003 y 2016, según los investigadores.

Otra tragedia vinculada con los opioides: la enfermedad ocular

"Por el motivo que sea, estas infecciones tienen una propensión a acercarse al centro bueno de la vista. Es bastante frecuente que los pacientes pierdan la vista", señaló el investigador sénior, el Dr. David Hinkle, profesor asociado de oftalmología y ciencias visuales de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia Occidental, en Morgantown. "Aunque se pueda tratar la infección con éxito y eliminarla del ojo y erradicarla, con frecuencia los pacientes quedan con cicatrices que pueden resultar en que no recuperen la vista del todo".

Esas infecciones oculares son provocadas por bacterias u hongos que invaden al torrente sanguíneo a través del uso de agujas sucias, advirtió Hinkle.

Él y sus colaboradores encontraron un aumento constante en las infecciones oculares entre los drogadictos, que se disparó tras 2010. Ese es el año en que los reguladores notaron unas tasas crecientes de abuso de medicamentos recetados y tomaron medidas para controlar las recetas de opioides, dijo Hinkle.

Después de esto, los adictos a los opioides recetados recurrieron a heroína callejera y a opioides sintéticos como el fentanilo, que son más baratos y están más fácilmente disponibles. Lo común es que se inyecten, dijo.

"Cuando se abusa de las drogas intravenosas, con frecuencia las personas usan la misma aguja que otra ha usado, o reutilizan esas agujas. No limpian la piel siempre que se inyectan. Cualquier bacteria u hongo en nuestra piel, y todos los tenemos en la piel, puede introducirse con mucha facilidad en el brazo", apuntó Hinkle.

Entre 2003 y 2016, los datos federales muestran casi 57,000 hospitalizaciones en Estados Unidos por la endoftalmitis endógena, una infección de la sangre que se ha propagado al ojo.

La incidencia de esas infecciones entre los drogadictos se multiplicaron por cuatro, al pasar de 0.08 por cada 100,000 personas en 2003 a 0.32 por cada 100,000 en 2016, encontraron los investigadores.

"No tenemos motivos para creer que esto esté cambiando", dijo Hinkle. "Los números suben cada vez más".

Los patógenos que se inyectan en el torrente sanguíneo a través del uso de drogas intravenosas se pueden propagar a muchos órganos distintos, y con frecuencia provocan infecciones en las válvulas del corazón, el cerebro y otros órganos, advirtió el Dr. Richard Rosen, cirujano de la retina del Hospital del Ojo y el Oído de Nueva York de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.

Con frecuencia, los ojos son unos de los primeros órganos que son afectados de forma notable por ese tipo de infección, dijo Rosen, que no participó en el estudio.

"Lo vemos pronto en el ojo porque una persona nota una disminución en la vista, pero es una indicación de que también hay infección en otras partes del cuerpo", señaló.

Lo más frecuente es que la infección bacteriana o fúngica entre al ojo mediante la coroides, la capa rica en sangre de vasos sanguíneos que se encuentra debajo de la retina y la alimenta, dijeron Rosen y Hinkle.

"El ojo tiene un flujo sanguíneo muy intenso. Según su peso, el ojo tiene el flujo sanguíneo más intenso de todas las partes del cuerpo. Es muy común que las infecciones lleguen a la parte trasera del ojo", aseguró Hinkle.

Una vez está en el ojo, la infección se puede propagar a la retina y provocar daños irreparables a la vista.

"La retina es muy delicada. Es una membrana delgada que tiene el grosor más o menos de una hoja de papel, y en realidad es tejido cerebral. No hay que hacer gran cosa para que pierda su función", comentó Rosen.

Algunas infecciones incluso se propagan al gel vítreo transparente que rellena al ojo, dijo Rosen.

"En las infecciones fúngicas, en general observamos unos tipos de hongos parecidos a bolas de algodón que crecen en medio de este gel transparente, y básicamente la vista desparece así", indicó.

En los peores casos, una persona podría perder todo el ojo.

"Hemos tenido pacientes a quienes se ha tenido que extirpar el ojo por la preocupación de que se propagara fuera del ojo, hacia las cuencas de los ojos y llegara al cerebro, lo que puede conducir a una infección letal", dijo Hinkle.

El tratamiento conlleva inyecciones de antibióticos o antifúngicos en el ojo, además de aplicaciones tópicas de antimicrobianos, explicó el Dr. Mark Breazzano, profesor asistente de oftalmología del Instituto del Ojo Wilmer de la Johns Hopkins, en Baltimore. Breazzano no participó en el estudio.

Quizá también se necesite cirugía para eliminar el gel vítreo que ha resultado dañado por la infección, añadió Breazzano.

"Típicamente, en estos casos, es más frecuente que haya daños permanentes en la vista. Es inusual que puedan recuperar gran parte de la vista", lamentó.

El estudio no anotó cuáles bacterias y hongos específicos infectan con la mayor frecuencia a los ojos de los adictos a los opioides.

"Sería interesante saber qué gérmenes lo provoca", para ayudar a orientar el tratamiento y evaluar si algunos han desarrollado resistencia a los antibióticos o a los antifúngicos, planteó Breazzano.

Los hallazgos se publicaron en la edición del 5 de noviembre de la revista JAMA Ophthalmology.

Más información

La Academia Americana de Oftalmología (American Academy of Ophthalmology) ofrece más información sobre la endoftalmitis endógena.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com


FUENTES: David Hinkle, M.D., associate professor, ophthalmology and visual sciences, West Virginia University School of Medicine, Morgantown; Richard Rosen, M.D., retinal surgeon, New York Eye and Ear Infirmary of Mount Sinai, New York City; Mark Breazzano, M.D., assistant professor, ophthalmology, Johns Hopkins Wilmer Eye Institute, Baltimore; JAMA Ophthalmology, Nov. 5, 2020

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