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Luchar contra la hipertensión preexistente de la futura madre no daña al bebé

VIERNES, 8 de abril de 2022 (HealthDay News) -- Cuando las mujeres llegan al embarazo con una hipertensión leve, tratar la afección puede reducir el riesgo de problemas cardiacos de ellas y de sus bebés, mostró un nuevo ensayo clínico.

Los expertos aseguran que los hallazgos podrían cambiar la forma en que se gestiona la presión arterial de muchas mujeres durante el embarazo.

Luchar contra la hipertensión preexistente de la futura madre no daña al bebé

Hasta ahora, el valor de tratar la hipertensión crónica más leve en las mujeres embarazadas no ha estado claro. Y ha habido preocupaciones respecto a que podría reducir el flujo sanguíneo al feto, con la posibilidad de que el crecimiento se viera afectado.

En los hallazgos del nuevo ensayo, que se publicaron en la edición del 2 de abril de la revista New England Journal of Medicine, estos temores no se convirtieron en realidad. Más bien, tratar a las mujeres redujo el riesgo de que desarrollaran una preeclampsia (una peligrosa complicación del embarazo) grave, y ayudó a prevenir algunos nacimientos prematuros.

La Dra. Kjersti Aagaard, una de las investigadores del ensayo, planteó que los resultados deberían cambiar la práctica.

"Este es uno de esos ensayos poco comunes en que uno dice que mañana va a hacer algo distinto de lo que hace hoy", señaló Aagaard, profesora de obstetricia y ginecología del Colegio de Medicina Baylor, en Houston.

El tema son las mujeres que entran al embarazo con una hipertensión crónica, que es distinta que la forma que surge en algunas mujeres durante el embarazo.

Cuando las personas que no están embarazadas tienen hipertensión, el tratamiento con medicamentos es estándar. Pero el tratamiento durante el embarazo ha sido más controversial.

Los expertos han estado de acuerdo en que el tratamiento es necesario cuando la hipertensión crónica de una mujer embarazada es grave, de alrededor de 160/110 mm Hg o más. Pero no ha habido unas directrices claras sobre cómo gestionar unas elevaciones más leves.

El resultado es que el tratamiento "varía muchísimo", comentó el Dr. Michael Greene, profesor emérito de obstetricia y ginecología del Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.

En algunos casos, una mujer y su médico quizá decidan tratar la afección. Pero, con frecuencia, el tratamiento se suspende a menos que las cifras de la presión arterial de la mujer se disparen hasta el rango de la gravedad. Green añadió que, a veces, una mujer que ya toma antihipertensivos antes del embarazo deja de tomarlos.

Greene, coautor de un editorial que se publicó junto con el estudio, anotó que los hallazgos de un ensayo quizá no convenzan a todo el mundo.

"Pero, como proveedor, digo que sí, esto debería cambiar la forma en que la hipertensión crónica se trata en las mujeres embarazadas", planteó.

En el ensayo participaron más de 2,400 mujeres de centros médicos de todo Estados Unidos. Todas tenían hipertensión crónica leve. Se asignó a la mitad a una gestión más "estricta", lo que implicó usar medicamentos para reducir sus cifras por debajo de 140/90 mm Hg. La otra mitad solo inició un medicamento si su presión arterial aumentó a 160/105 mm Hg o más.

El ensayo encontró que un control más estricto redujo el riesgo de una mujer de desarrollar una preeclampsia grave, una afección que se caracteriza por hipertensión y señales de disfunción en órganos vitales, como los riñones y el hígado. Cuando la preeclamsia es grave, los médicos quizá tengan que inducir el parto o realizar una cesárea para que el bebé nazca temprano.

En el ensayo, un 23 por ciento de las mujeres con un control más estricto de la hipertensión desarrollaron preeclampsia con "características graves", frente a un 29 por ciento de las mujeres en el grupo de comparación.

De forma similar, las probabilidades de necesitar un nacimiento "por indicación médica" antes de la semana 35 del embarazo se redujeron, a un 12 por ciento entre las mujeres con un control más estricto de la presión arterial, frente a casi un 17 por ciento en el grupo de comparación.

Se trata de diferencias importantes para las mujeres, los bebés y la salud pública, aseguró el Dr. Emre Seli, director científico de March of Dimes, una organización sin fines de lucro.

"Estados Unidos tiene una tasa alta de nacimientos prematuros, de alrededor de un 10 por ciento", apuntó Seli. "No se trata de un evento raro".

También anotó que el ensayo incluyó a muchas mujeres de color, que se ven afectadas de manera desproporcionada por las complicaciones del embarazo. Más o menos un 48 por ciento de las participantes eran negras, y un 20 por ciento eran hispanas.

Seli apuntó que los hallazgos subrayan la importancia de llegar al embarazo con una buena salud cardiovascular, lo que idealmente incluye no fumar, hacer un ejercicio moderado regular, tener un peso saludable y tener una presión arterial sana.

Si se necesitan medicamentos, anotó Greene, hay ciertos antihipertensivos que están contraindicados durante el embarazo, entre ellos los inhibidores de la ECA. Observó que las mujeres con hipertensión que planifican un embarazo deben hablar con el médico para asegurar que toman el antihipertensivo adecuado.

En cuanto a las mujeres embarazadas que se preguntan si su presión arterial se está controlando de forma óptima, Aagaard les aconsejó que "hablen con sus médicos. Pregúntenles sobre este ensayo y si ya han tenido la oportunidad de leerlo".

La investigación fue financiada por los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.

Más información

March of Dimes ofrece más información sobre la gestión de la hipertensión durante el embarazo.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Kjersti Aagaard, MD, PhD, professor, obstetrics and gynecology, Baylor College of Medicine, Houston; Michael Greene, MD, professor emeritus, obstetrics, gynecology and reproductive biology, Massachusetts General Hospital, Harvard Medical School, Boston; Emre Seli, MD, chief science officer, March of Dimes, Arlington, Va., and professor, obstetrics, gynecology and reproductive sciences, Yale School of Medicine, New Haven, Conn.; New England Journal of Medicine, April 2, 2022, online

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